Evangelio miércoles 2 de diciembre

Miércoles 2 de diciembre de 2020 | Osvaldo Andrés Iturriaga

2 de DICIEMBRE del 2020

Evangelio según San Mateo, capítulo 15, 29 - 37

Miércoles de la Primera Semana de Adviento

Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Me da pena esta multitud (...) No quiero despedirlos en ayunas"

Siento como si el Señor me dijera: "yo comprendo tus necesidades, tus preocupaciones y tus anhelos mejor de lo que crees. Yo que también fui hombre y caminé entre ustedes, sé lo que es pasar hambre, frío, dolor. Por eso, antes de que te acerques a pedirme algo, ya sé lo que necesitas. Yo quiero que seas feliz, y que tengas lo necesario para vivir. Si te acercas a mí, si me lo pides, nunca te faltará nada. Si buscas mi reino, todo lo demás te llegará por añadidura".

Me resulta enternecedor ver cómo el Señor tiene un gesto tan sencillo y cotidiano, al preocuparse porque la multitud que ha venido a verlo pueda comer. Me recuerda en forma muy concreta el llamado a creer confiadamente en la Providencia de Dios, en que Él siempre proveerá. Pero me doy cuenta también de la poca fe que tengo, porque me cuesta mucho creer esto realmente, tanto en mi propia vida -pese a que en realidad nunca me ha faltado nada- como cuando veo el sufrimiento ajeno, cuando veo que hay algunos que carecen de tanto.

Querido Señor, gracias por tu cercanía, por recordarme no sólo que estás conmigo, sino que estás atento a mis necesidades incluso antes de que yo lo sepa. Regálame un corazón agradecido, y que tal como tú, me mueva a actuar cuando veo a otros que carecen de lo mínimo necesario para poder vivir dignamente. Ayúdame a anclarme en ti, y que tu amor me haga salir de mi comodidad e ir al encuentro de los demás, para compartir y multiplicar ese mismo amor en el mundo.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000