Evangelio miércoles 2 de octubre

Martes 1 de octubre de 2019 | Ignacio Torres

2 de OCTUBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 18, 1 - 5.10.

Miércoles de la Vigésima Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Santos Ángeles Custodios. Memoria obligatoria

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial

Meditación de Ignacio Torres Karmy

"Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos"

Jesús pareciera decirme: Debes cambiar la forma de ver la vida. Cuánto esfuerzo y afán por cumplirle al mundo y sus configuraciones. Corres todo el día de un lado a otro, y tantas veces preocupado con cosas que en definitiva no son importantes. Détente a mirar y a contemplar la vida, las realidades de las personas, los acontecimientos...el inicio de la primavera. Déjate impresionar y a gozar de lo simple y cotidiano como un niño; y sin más me recibirás a Mí y participarás del Reino.

Me siento tan identificado con el evangelio de hoy. Mi día es un correr para todos lados, tratando de cumplir y no ser tragado por el mundo. Vivir tensionado entre los afanes del trabajo, la familia, apostolados, y reuniones varias son el itinerario de cada semana, terminando agobiado y desmotivado. El Señor me invita a mirar la Vida como un niño, darle sabor y sentido a cada labor, y "perder" el tiempo disfrutado inteligentemente los acontecimientos que Él me regala.

Señor mío y Dios mío, alabado seas porque me invitas a cambiar de vida y a mirarla como un niño; confiando siempre que todo está en tus manos, y que actúas generoso cuando te recibimos con alegría y humildad, reconociendo que, sin ti, nada podemos hacer. Señor Jesús, enséñame a contemplar la vida como un niño, a mirar maravillado tu paso por mi afanes y preocupaciones; y especialmente que, al término de cada jornada pueda sentir que mi vida tiene sentido.

AMÉN

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