Evangelio miércoles 25 de noviembre

Miércoles 25 de noviembre de 2020 | Osvaldo Andrés Iturriaga

25 de NOVIEMBRE del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 21, 10 - 19

Miércoles de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares y grandes señales del cielo. Se verán cosas espantosas. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Gracias a la constancia salvarán sus vidas."

Siento como si el Señor me dijera "lo único que te sostendrá en los momentos difíciles, seré Yo. Si no estás anclado en mí, las tormentas de la vida terminarán venciéndote, y caerás en la tristeza, el tedio, la desesperanza. En cambio, si te mantienes cerca mío, si eres constante en la oración, si me buscas en cada momento, podrá caerse el mundo a tu alrededor, pero estarás en paz porque sabrás que estoy a tu lado, protegiéndote. No sólo eso: tu propia vida será un testimonio de mi amor por el mundo, y podrás ser un verdadero instrumento de paz".

En muchos momentos de este último año me he preguntado si no estaremos viviendo algunas de las calamidades que Jesús describe en este pasaje. Entre una pandemia sin precedentes y las tensiones sociales que crecen en nuestro país y en otros lugares del mundo, muchas veces me dejo vencer por la duda, por el desánimo. Pero Jesús me llama a la esperanza; me recuerda que incluso en un panorama mucho más desolador que el que estamos viviendo, Él siempre está conmigo, y me invita a ser constante, a nunca dejar de ser testigo de su amor.

Querido Señor, a veces tus palabras asustan, pero creo que es sobre todo por mi falta de fe. Muchas veces no sé cómo dar testimonio de ti. Por eso te pido el don de ser constante y hasta majadero en la oración, para estar en permanente contacto contigo y dejar que seas Tú quien habla a través mío, ya sea en mis palabras o en mis acciones. Ayúdame a que las tribulaciones de la vida no me encierren en mí mismo, si no que me impulsen siempre a acercarme y apoyarme en ti.

AMÉN

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