Evangelio miércoles 28 de julio

Miércoles 28 de julio de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

28 de JULIO del 2009

Evangelio según San Mateo, capítulo 13, 44 - 46

Miércoles de la Décimo Séptima Semana del Tiempo Ordinario

El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo."

Siento como si el Señor me dijera: "si comprendieras realmente la dimensión del Reino de los Cielos, dejarías todo lo que tienes por experimentarlo. Todo lo que posees y que te da seguridad, se vería sin valor frente a la alegría profunda y la plenitud de vida que encontrarías en el Reino de Dios. Es una realidad que no puedes aprehender, pero que puedes experimentar pequeños chispazos de ella, cada vez que sientas la cercanía del Padre a través de la oración, de alguna persona, de la naturaleza o de alguna situación que te haga sentir una plenitud que parece ir más allá de la experiencia terrenal".

Muchas veces miro hacia atrás y me sorprendo cómo con el tiempo voy dándole menor importancia a cosas que en su momento parecían de vida o muerte; cómo ante el recorrido de la vida, muchas preocupaciones o penas que tuve empiezan a perder valor, y cómo habría preferido gastar mi energía en otras cosas. Me imagino entonces qué enorme diferencia haría si mirara mi vida completa con perspectiva de Eternidad; cómo cambiaría mi vida presente si mi corazón estuviera puesto completamente en esa esperanza del Reino de Dios. Cuántas cosas que hago se verían insignificantes frente a la inmensidad que me ofrece el Señor.

Querido Señor Jesús, gracias por tu sencillez de acercar, con palabras simples, a mi limitado entendimiento estas realidades que no puedo ni vislumbrar en mi vida diaria. Ayúdame a vivir con la esperanza de que tu Reino está cerca, y sobre todo, a estar atento, para que si aparece ante mi ese tesoro en el campo o esa perla fina, mis preocupaciones y comodidades no me impidan verlos. Dame la gracia Señor Jesús, de saber que muchas veces detrás de las circunstancias más sencillas, está el tesoro de tu amor para mi vida.

AMÉN

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