Evangelio miércoles 28 de septiembre

Miércoles 28 de septiembre de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

28 DE SEPTIEMBRE del 2022

Evangelio según San Lucas, capítulo 9, 57 - 62

Miércoles de la Vigésima Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos". Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios"

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios"

Siento que el Señor me dice "por supuesto que seguirme implica sacrificios. Seguirme significa en muchos casos renunciar a tus criterios y razonamientos, por seguir la voluntad de Dios. Si te embarcas en el camino de construir el Reino de Dios, no puedes estar mirando o lamentando lo que dejaste atrás, ya que eso te distraerá y hará que tu entrega no sea plena. Pero te prometo que, si sigues mi camino, hallarás la plenitud que nada más en el mundo, por atractivo que sea, será capaz de darte. Porque todo lo que da el mundo es pasajero, mientras que el Padre y su Reino son eternos."

Qué distinta sería mi vida si pudiera elevar la mirada hacia una perspectiva de eternidad, y no del trajín del día a día. Tantas presiones, tantas preocupaciones auto impuestas que me desvelan y que me hacen convencerme de "no tengo tiempo" para lo único que debiese preocuparme, que es mi relación personal con Dios. Quiero seguir a Cristo, quiero ser instrumento de su Reino, pero mi inconstancia me hace estar mirando permanentemente a todas esas cosas que me atan y a las que me aferro, poniendo en ellas mi seguridad, aunque sé que finalmente nada es seguro salvo el Señor.

Querido Jesús, tú sabes que te quiero y que quiero ser tu discípulo. Mi mayor anhelo es que otros puedan encontrarse contigo a través mío, pero soy demasiado débil e inconstante, y termino no haciendo el bien que quiero, sino muchas veces el mal que no quiero hacer. Dame la fuerza y la perseverancia para que mis buenas intenciones se transformen en obras concretas, y sobre todo, que transformen mi vida en un permanente "sí" a tu voluntad, aunque a veces no la entienda.

AMÉN

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