Evangelio miércoles 6 de enero

Miércoles 6 de enero de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

6 de ENERO de 2021

Evangelio según San Juan capítulo 1, 43 - 51

Miércoles después de la Epifanía del Señor

Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?"

Siento que Jesús me dice "¿Por qué prejuzgas? ¿Por qué miras en menos o descartas la opinión de alguien por su origen, por su apariencia, o porque pertenece a un grupo distinto del tuyo? ¿No nací yo también en un pesebre muy pobre, entre animales? Si naciera hoy, en el equivalente actual a un humilde pesebre, ¿me escucharías? Yo estoy presente en todas las personas: si prejuzgas a alguien y te niegas a escucharlo, estás negando también la posibilidad de verme a mí presente en esa persona".

Esta época de Navidad y de contemplar a Cristo nacer en la pobreza, en una familia muy humilde, forzada a huir y refugiarse en otro país, me recuerda cómo Dios se manifiesta en los lugares y situaciones más inesperados. Pese a ello, muchas veces me pongo trabas, descartando que Dios me pueda hablar a través de ciertas personas, porque aunque no quiera, las prejuzgo por diversos motivos -por ejemplo, el grupo de pensamiento o ideología que representan-. Hoy el Señor me recuerda que, del lugar más humilde y olvidado, puede salir no sólo algo bueno, sino que el propio Dios encarnado.

Querido Señor Jesús, así como te contemplo con admiración en el pesebre, quiero aprender a mirar también a cada persona que me pones por delante. Así como te vieron los pastores, así como te reconocieron tus discípulos, quiero estar abierto a encontrarte y escuchar tu voz en los lugares, situaciones y personas que nunca esperaría. Ayúdame a no cerrarme ni poner obstáculos a lo que me quieras decir, a saberme pequeño para que Tú te hagas grande en mí.

AMÉN

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