Evangelio miércoles 7 de abril

Miércoles 7 de abril de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

7 de ABRIL del 2021

Evangelio según San Lucas, capítulo 24, 13 - 35

Miércoles de la Octava de Pascua

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: «¿Qué?" Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron." Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!"

Siento como si Jesús me dijera: "¡qué dureza de cabeza y de corazón! ¡Qué necesidad de complicar y confundir todo! Mi Resurrección fue para regalarles vida, esperanza; para mostrarte que la muerte no tiene la última palabra, sino que es la Trinidad, que es la fuente de alegría, libertad y paz infinitas. ¿Por qué vives entonces apesadumbrado, preocupado de cosas que no tienen importancia? Si me sigues, experimentarás la Resurrección tal como yo; verás que luego de la cruz, siempre está la vida nueva y plena de quienes buscan a Dios".

Cada vez que medito sobre el significado de la Resurrección de Cristo, me doy cuenta de lo diferente que sería mi vida si realmente creyera en esto; si más allá de un convencimiento intelectual, lo llevara arraigado en el corazón. Seguramente esa "efusión de gozo Pascual" que tanto escuchamos en la eucaristía, sería realidad en mí; podría convertirme verdaderamente en testimonio del amor eterno de Dios por el mundo. Pero mi torpeza, mi necedad, mi falta de fe me impiden abrirme a comprender realmente este misterio.

Señor Jesús, tal como a los discípulos de Emaús, me arde el corazón al contemplar tu pasión y Resurrección; pero también tal como ellos, algo me impide poder verte, oírte y entenderte completamente. Te pido que en este período Pascual pueda contemplarte con especial atención y humildad, para poder llenarme del gozo y de la paz de quienes saben esperar en Ti, y que eso me impulse a llevar la Buena Noticia a donde me invites a ir. Bendito seas Señor.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000