Evangelio miércoles 7 de julio

Miércoles 7 de julio de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga

7 de JULIO del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 10, 1 - 7.

Miércoles de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca".

Siento como si Jesús me dijera "así como yo llamé a estos doce discípulos, cada uno con su propio nombre, su propia familia, historia y anhelos, he seguido llamando a través de los siglos a que sigan anunciando la cercanía del Reino del Padre, por donde quiera que vayan. Ese llamado también es para ti hoy: cualquiera sea tu camino o donde te lleven tus pasos, debes ser testimonio vivo de ese Reino. Que tu vida sea un anuncio de esta Buena Noticia que es el amor de Dios por el mundo.

Muchas veces me pregunto cómo puedo anunciar el Reino de Dios en el mundo. ¿Debo salir como los apóstoles a recorrer los caminos? Pero tal vez antes que eso debería preguntarme: ¿creo realmente que ese Reino está cerca? ¿Puedo proclamar algo si no estoy convencido de ello? Creo que me falta mucho de esa fe de los discípulos, que fueron capaces de dejar sus proyectos personales y comodidades porque creyeron en algo mucho más grande que ellos mismos, que seguro no entendían bien, pero se dejaron tocar y, sobre todo, cambiar por Jesús.

Querido Señor, sé que la conversión es un proceso de toda la vida, y que nunca terminaré de liberarme de todas las cosas que me atan a seguir viviendo de una forma que en muchos aspectos me impide entregarme por entero. Pero te pido que me ayudes a confiar en Ti, porque sé que cuando lo he hecho, he podido experimentar la alegría de la cercanía Tuya. Dame esa fe para salir de mis comodidades y ponerme en marcha, y que en esa marcha quienes me vean puedan sentir a través mío que el Amor del Padre Eterno está entre nosotros.

AMÉN

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