Evangelio miércoles 8 de enero de 2020

Martes 7 de enero de 2020 | Ignacio Torres

8 de ENERO del 2020

Evangelio según San Marcos, capítulo 6, 45 - 52

Miércoles de la Segunda Semana del Tiempo de Navidad

En seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar. Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra. Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo. Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman". Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor, porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.

Meditación de Ignacio Torres Karmy

"Tranquilícense, soy yo; no teman"

Jesús pareciera decirme: Amigo mío quiero que sepas que no hay nada peor que el miedo. La persona que siente miedo se paraliza, y queda bloqueada. No te dejes arrebatar por el miedo porque a veces es el diablo que busca confundir, entorpecer y hacernos caer. No temas, yo estoy siempre contigo, y paso junto a ti para hacerte ver que no hay nada, ni nadie que pueda apartarte del infinito amor que te tengo. Te invito este nuevo año a ser hombre de infinita confianza en mí y en mi amor.

En el evangelio de hoy, veo nuevamente esa actitud tan característica del Señor de invitarme a confiar en Él, incluso cuando la tormenta y el viento sopla penosamente. Al igual que a Jairo el jefe de la sinagoga, el Señor me invita a no tener miedo, y necesita de mi fe para que él pueda actuar en mi vida concretamente. Cuánto me cuesta creer que Cristo está conmigo en medio de la tribulación, y que fácil me resulta reconocer al diablo que me tienta y seduce a no persistir, a no seguir el camino trazado, abrazando muchas veces, lo cómodo y lo fácil, perdiendo tantas batallas.

Señor mío y Dios mío, alabado sea tu nombre y tu inmenso amor, que a pesar de todos mis miedos, inseguridades y caídas siempre estas junto a mí. Cuánto me debes amar Señor Dios mío, porque con los años me vuelvo más desalentado y desconfiado. Te quiero pedir que en este nuevo año que comienza aumentes mi fe, que pueda hacerme más niño y audaz, más liviano y simple, y que aprenda a descansar y confiar sin más en Ti. Gracias querido Señor por este nuevo año.

AMÉN

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