Evangelio sábado 10 de julio

Sábado 10 de julio de 2021 | Gonzalo Manzano

10 de JULIO del 2021

Evangelio según San Mateo capítulo 10, 24 - 33

Sábado de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Jesús dijo a sus apóstoles: "El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres."

Meditación de Gonzalo Manzano González

Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día"

Jesús parece decirme: Cada vez que te hablo al corazón, te revelo un mensaje que no se aleja en nada a mi Evangelio. Es todo parte de lo mismo. Entonces, cada idea sembrada en tu corazón es algo que no sólo debes aprovechar para tu propia salvación, sino que también debes compartirlo con tus hermanos. Con mi Madre has hecho una Alianza, que es eco de mi Alianza sellada con mi Sangre en la Cruz. Déjate acoger, cuéntame lo que hay en tu corazón para transformarlo, y sal al mundo como discípulo mío.

Cada frase de esta lectura es algo fuerte; no por ser conflictivas, sino por invitar a la radicalidad del que sabe que Dios está con él. A veces, me reconozco absolutamente acompañado por Cristo, mientras estoy educando a mis hijos, o cuando converso sobre Él con otras personas. Pero otras veces me cuesta mucho sentir su presencia. Tengo fe de que está ahí conmigo, pero me cuesta integrarlo y hacerlo consciente. Es esa consciencia la que más quisiera conquistar, saber y tener presente que Jesús va conmigo en todo momento.

Señor Jesús, no puedo pedirte que estés conmigo en mi caminar diario, porque sé que ahí estás. Sí te pido la capacidad de reconocerte mientras recorro ese camino. Quiero abrir mi consciencia, para que no sólo sea la fe la que me reafirma esta verdad, sino que mis sentidos, mi mente, mi corazón, tengan esta claridad integrada en las vivencias que se disponen día a día. Quiero que estés orgulloso de mi, más allá de las victorias de mi apostolado, sino que en mi conquista personal de la consciencia de que estás ahí.

AMÉN

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