Evangelio sábado 10 de octubre

Sábado 10 de octubre de 2020 | Gonzalo Manzano

10 de OCTUBRE del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 11, 27 – 28

Sábado de la Vigésimo Séptima Semana del Tiempo Ordinario

Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: "¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!". Jesús le respondió: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".

Jesús parece decirme: Mi Madre fue exactamente esto. Fue feliz, y sigue siéndolo, por haber escuchado desde el anuncio de Gabriel, e incluso antes, el Mensaje de mi Padre. Luego, me escuchó y me siguió hasta verme morir en la Cruz. Y durante todo ese tiempo, practicó todo su contenido, en cada cosa que hacía. Hoy sigue haciéndolo, y por eso es la educadora por excelencia, porque habiendo puesto atención y practicando cada parte de la Nueva Noticia, es nuestra predilecta para enseñarles a ustedes, tal como lo hizo con los Apóstoles. Por eso corrijo a esta mujer.

Tres oraciones cargadas de contenido. Una mujer se hizo oír en el tumulto, como Juan que gritó en el desierto. Bienaventurada la Virgen María, que dio su Sí incondicional que cambió la historia del mundo. Bienaventurada la Virgen María y todos aquellos que en verdad la imitan en su vida. ¿Soy capaz de hacerme oír en medio de los gritos de este mundo gris, no por vanagloria, sino para gloria de Cristo? ¿Me acerco a la Virgen porque de verdad la quiero, o por mera utilidad? ¿Escucho, y sobre todo sigo, la Palabra de Dios, que se me revela cada día? Me doy cuenta que me queda mucho por mejorar.

Señor Jesús, Hijo de María, no me desanimo ante tan titánica empresa. Me reconozco insignificante ante la tarea preciosa que me encomiendas, y de verdad quiero darte alegrías en mi caminar. Sólo por tu intervención, y por intercesión de tu Madre Santa puedo dar el ancho, porque solo simplemente no puedo. Sigue por favor compartiendo mi caminar y el de mi familia, porque todos queremos hacerte feliz durante el viaje. Que los vaivenes que sufrimos en nuestro andar no nos saquen del camino, y que de a poco, podamos regalarte alegrías.

AMÉN

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