Evangelio sábado 17 de agosto

Sábado 17 de agosto de 2019 | Gonzalo Manzano

17 de AGOSTO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 19, 13 – 15

Sábado de la Décimo Novena Semana del Tiempo Ordinario

Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos". Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"El Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos"

Jesús parece decirme: Sean como niños. No en cuanto a ser malcriados, porque eso en realidad ya lo son, sino que a tener el corazón sin resentimientos, sin rencores, puro, siempre llano a perdonar, y olvidando si algún amigo les ha hecho mal. Sean inocentes de corazón, esperando lo mejor de todo, incluso si les mienten, porque tienen el amor de Dios a flor de piel Es claro que el mundo no piensa así, pero ese es precisamente el punto: ustedes no son de este mundo, si quieren ser realmente hijos de Dios. Por eso es que les pertenece el Reino de los Cielos.

Si de verdad tuviese interiorizada mi Infancia Espiritual, este texto debiera pasar más bien desapercibido, porque sería la cotidianeidad de mi vida. Un niño no se cuestiona si es niño o no, sino que simplemente lo es, y vive como tal. Es porque no es así, que me vuelve a impactar, que me vuelve a surgir la necesidad de la bendición de Cristo, porque he sido yo mismo el que ha escapado de recibirla. ¡Qué duro es reconocerme sin esa alegría transparente de los niños! Esa que veo en mis hijos, cuando me sonríen sinceros y de corazón; ellos que son el regalo de Dios para recordarme mi Infancia Espiritual.

Señor Jesús, quiero llenar mi vida de esa transparencia. Si estuviera en mi corazón, como la veo en mis hijos, sería tanto más fácil el vivir arraigado en tu Corazón. Por eso es que no puedo dejar de pedirte que limpies mi alma, pero sobre todo, mi cabeza, de toda turbiedad que no me permite ver más allá de las circunstancias que me rodean. Este mundo se encarga de entrenarnos, con el tiempo, para caminar cada vez más en la oscuridad, y nos hace olvidarnos de Ti. No dejes Señor que mi ignorancia o flojera me haga perderte de vista.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000