Evangelio sábado 2 de octubre

Sábado 2 de octubre de 2021 | Gonzalo Manzano

2 de OCTUBRE del 2021

Evangelio según San Lucas, capítulo 18, 1 - 5.10

Sábado de la Vigésima Sexta Semana del Tiempo Ordinario.

Los Santos Ángeles Custodios. Memoria obligatoria

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial."

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial"

Jesús parece decirme: Hoy quisiera que tengas claro que tu ángel de la guarda no es una historia para contarle a tus hijos. Con el Padre y el Espíritu hemos querido regalarte un abogado especial, dedicado sólo a ti y a lo que necesitas. En tu corazón sabes que él está contigo, pero hoy quiero que tenga la certeza que no estás solo. Es tu amigo personal, presente en el Cielo. Imagínate encontrarte con él luego de tu Pascua, y poder conversar de tu historia en la tierra. Preocúpate que esa historia sea una anécdota importante, cargada de sentido, y de una gran cercanía con él y conmigo. Tienes un amigo acá, aprovéchalo.

Qué lindo encontrarme con esta lectura. Es verdad que le rezo mucho al ángel de la guarda, pero más que nada por mis hijos, y en realidad también estoy yendo a encontrarme con mi propio amigo en el Cielo. ¡Cuánto me he perdido de compartir con él! En algún momento le puse nombre, y también le prefiguré una apariencia; ya no me acuerdo de esas cosas. Me genera un poco de nostalgia, y sobre todo algo de pena, porque si yo fuese ese amigo fiel, estaría un poco sentido de que mi amigo en la tierra no se acuerde de mí. Creo que estoy en deuda con mi gran amigo en el Cielo.

Señor Jesús, ojalá que estés con mi ángel de la guarda compartiendo esta meditación conmigo. Dile que recojo el guante, que no me olvido de él, y que le agradezco por mantenerse fiel a nuestra amistad. Gracias, Señor, por regalarme un amigo personal allá en el Cielo, que hable contigo en mi favor, que me cuida y recuerda que debo acercarme más a tu Palabra, y por compartir parte de tu divinidad sólo conmigo. Me vuelves a recordar a mi buen amigo, porque de verdad le tengo un gran cariño. Madre querida, comparte conmigo la alegría de encontrarnos los 3 juntos.

AMÉN

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