Evangelio sábado 21 de diciembre

Sábado 21 de diciembre de 2019 | Gonzalo Manzano

21 de DICIEMBRE del 2019

Evangelio según Lucas, capítulo 1, 39 - 45

Sábado de la Tercera Semana de Adviento

Día 21. Semana antes de Navidad

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!"

Jesús parece decirme: Mi tía Isabel no tenía idea de quién era Yo, no sabía que mi Madre ya estaba encinta, e igualmente logró reconocerme gracias a mi primo Juan. ¿Ves esa reacción? ¿Ves cómo el Espíritu actúa en las personas incluso cuando no me conocen? Esas bendiciones no son aleatorias, ni son casuales: soy Yo quien con el Padre y el Espíritu queremos revelar el Misterio de la Salvación del mundo a aquellos corazones resplandecientes que van por el mundo repartiendo mi Mensaje de Amor.

Qué lindo regalo de Navidad es esta lectura. A Isabel, este regalo le llegó 3 meses antes de tiempo, pero no quita que sea este el momento de hacernos partícipes del mismo. Llevar al Heraldo de Cristo en su vientre, la hizo gozar de aquella epifanía en su corazón. Conocer la historia de Isabel es conocer la posibilidad de ser un pequeño siervo dispuesto a recibir la bendición de Dios. Es un acto de humildad notable, de entrega cariñosa y concreta a Dios, que va a visitar a su tía. ¿Reconozco que Cristo me visita día a día en mi familia, en el trabajo, en mi corazón?

Señor Jesús, me entrego en tus manos cariñosas de niño, y quiero compartir contigo el regazo de tu Madre. Vienes en esta Navidad como el verdadero regalo de Dios para el mundo entero, prodigando las bendiciones propias del nacimiento de un ser humano y aquellas tan especiales que trae tu propio Nacimiento, año a año. Te alabo, Señor, porque a pesar de nuestras pequeñeces no te resignas a perdernos, sino que siempre insistes y nos das nuevas oportunidades y fuerzas para que cambiemos nuestras vidas. Madrecita, en las vísperas del aniversario de tu Maternidad quiero hacerte mi Madre también.

AMÉN

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