Evangelio sábado 28 de diciembre

Sábado 28 de diciembre de 2019 | Gonzalo Manzano

28 de DICIEMBRE del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 2, 13 - 18

Fiesta de los Santos Inocentes, mártires.

Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo. Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen"

Jesús parece decirme: Ellos sin saberlo, fueron los primeros mártires. Los niños de Belén murieron por culpa de la ambición de un sólo hombre. Ellos hoy dan testimonio del origen compartido conmigo, y del mensaje que a través de su sacrificio hoy puede llegar al mundo entero. Bebés muertos en sus cunas, niños que ahora sonríen ante Dios, y madres y padres que aún no saben el porqué de una decisión tan atroz. Hoy también mueren niños en las calles, mueren en los colegios, en las redes sociales, o en medio de sus familias y en el vientre de sus madres antes de nacer. ¿Qué haces por esos niños? ¿Cómo los defiendes?

José sin ser padre biológico de Jesús, se entrega a su cuidado con celo, y emigra a Egipto con María. Qué impresión más grande deja en mi corazón la bondad y entrega de José, que tal como aquella mujer que llora desconsolada por la muerte de sus hijos, es capaz de dar su vida por Cristo. Quiero recoger esta actitud como el fruto de esta Navidad, para que no deje pasar ninguna ocasión de querer a Jesús y de entregarme totalmente a Jesús en mi vida cotidiana.

Señor Jesús, sobreviviste al genocidio de los niños de Belén, aunque muchos otros no tuvieron la misma oportunidad que nosotros, de crecer y aportar con nuestra vida al crecimiento del Reino. No obstante, ellos regalaron su propia vida para ese crecimiento, y entonces resuena fuerte en mi ser tu Mandamiento y su explicación. Quiero dar mi vida por los amigos, amándolos tal como Tú nos amas. Madre querida, en esta celebración de tu maternidad virginal, ayúdame a ser consciente de esta promesa.

AMÉN

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