Evangelio sábado 28 de noviembre

Sábado 28 de noviembre de 2020 | Gonzalo Manzano

28 de NOVIEMBRE del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 21, 34 - 36

Sábado de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

"Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Tengan cuidado de no dejarse aturdir por (...) las preocupaciones de la vida"

Jesús parece decirme: Comprendo que te desvivas por tu familia, por tener presente tus obligaciones terrenales, atender ese fidelísimo cumplimiento del deber. No quiero otra cosa, porque si eres fiel en esas cosas pequeñas, serás fiel en lo grande, en lo que de verdad importa. Pero no te dejes aturdir. No dejes que esas preocupaciones te hagan perder el foco. Lo que importa realmente no son esas obligaciones, sino el cumplir con ser fiel a tu compromiso conmigo y con tus hermanos. El resto, si bien es necesario atenderlo, no es lo importante. Para lograr esto, tu oración es fundamental, porque seré Yo quien te guíe.

Estos días han sido difíciles. Hemos tenido que tomar decisiones importantes como familia, y siempre está el temor de no haber optado correctamente. ¿Y si hubiera decidido otra cosa? ¿Me habré equivocado? No hemos dejado de rezar, pero quizás nos ha faltado escuchar más que hablar. Escuchar a Cristo, que quiere que lo tomemos en cuenta para decidir sobre esas preocupaciones de la vida. Creo que debí integrarlo desde el principio a la toma de decisiones, y no sólo al final. Igualmente, he logrado sentir ese susurro suyo que intenta guiarme por el mejor camino.

Señor Jesús, estas preocupaciones de la vida son súper fuertes, difíciles de minimizar, o de no priorizar por ellas a la hora de organizar a qué dedico mi tiempo. Te he tenido presente, a ti y a tu mamá, pero veo que torpemente no te he dado el tiempo para responder mis súplicas. Tonto de mi. Perdón Señor, por no haberme dado el tiempo, y dedicarme a preocuparme sin oírte. Sé que has estado presente en lo que al final hemos elegido, porque nada pasa sin que Tú lo quieras, pero para mi propia tranquilidad espiritual, debí haber hecho mucho más consciente tu intervención en mi decisión. Gracias igual por cuidarme tanto.

AMÉN

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