Evangelio sábado 4 de diciembre

Sábado 4 de diciembre de 2021 | Gonzalo Manzano

4 de DICIEMBRE del 2021

Evangelio según San Mateo capítulo 9, 35 - 38.10, 1.6 - 8.

Sábado de la Primera Semana de Adviento

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. "Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente."

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos"

Jesús parece decirme: Esta compasión es la que me llevó a dejarme clavar en la Cruz. Esa compasión está motivada por mi Amor por ustedes. Es el mismo amor del Padre que los creó, y que quiere que ustedes compartan mi Gloria. Cuando ustedes van por el mundo sin reparar en Mí, muchas veces van preocupados, intentando sacar adelante todas sus necesidades, y viven envueltos en la incertidumbre de no saber bien hacia dónde van. Esa angustia de ustedes me hace salir a su encuentro, en cada Navidad, para darles la alegría de saber que no están solos, y que conmigo el camino nunca será oscuro.

Esta lectura casi siempre me llega por los portentos que Jesús decreta que sus discípulos pueden hacer en su nombre. Hoy me llega desde la soledad y la confusión de quien no sabe por dónde va caminando. Quiero abandonarme en manos de Cristo, pero me cuesta mucho entrar en esa dinámica, e internalizar esa perspectiva de vivir, ya que mis sentidos se encargan de confundirme, haciéndome vacilar y no creer en aquello que no percibo a través de ellos. Quiero de corazón cambiar esa forma de ver la vida, y encontrar la paz que Él me quiere regalar en todo momento.

Señor Jesús, has abierto mis ojos una y otra vez para que te vea en medio del mundo. Creo que este mundo está lleno de neblinas que no me dejan verte, y necesito desesperadamente encontrarte. Quiero educar mis sentidos para verte en el mundo, no lejos en una nube, y así traer tu Cielo prometido a esta tierra que no te merece, pero
que, a pesar de todo, sigue recibiendo tu amor incondicional. Madre Santa, en este tiempo de espera de tu Hijo, quiero acompañarte hasta Belén, y así ir más allá de las cosas concretas que mis sentidos perciben, para adorar junto a los pastores y los Magos, el milagro más grande de la Historia.

AMÉN

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