Evangelio sábado 7 de marzo

Viernes 6 de marzo de 2020 | Gonzalo Manzano

7 de MARZO del 2013

Evangelio según San Mateo, capítulo 5, 43 - 48

Sábado de la Primera Semana del Tiempo de Cuaresma

Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Él hace salir el sol sobre malos y buenos"

Jesús parece decirme: ¿Con qué derecho juzgas a los demás? No conoces todas las respuestas, y quien para ti es motivo de rencor o sufrimiento, y por mucha razón que tengas de sentir esa enemistad, no te corresponde a ti evaluar si el otro es digno o no de tu amor y amistad. Si Yo los amo a todos por igual, y di mi vida por todos, ¿con qué autoridad retiras tu buena voluntad para con ellos? Hoy te llamo a mirar desde una perspectiva distinta, donde tomando cierta distancia, puedas acercarte un poco a cómo veo Yo las cosas. Jamás podrás ver el panorama completo, pero si confiaras más en Mí, cederías en tu orgullo.

Por Dios que es difícil este texto. Hace 2 días hablaba con mi esposa sobre algunas personas que me hirieron en el pasado. Si bien no guardo rencor, no sé hasta qué punto he perdonado, si a la fecha aún me cuesta revivir esos momentos de dolor. Ella me decía que el mayor perdón, el más liberador, era el que yo me debía a mí mismo, y quizás así, esas personas ya no serían "enemigos". No los siento como tales, pero si Cristo hoy me llama a amar al que me ha dañado, tengo que saber regalar ese perdón, tanto a mi como a ellos. Es difícil, pero sólo con ayuda de Él puedo lograrlo.

Me pones metas difíciles, Señor. Me desafías a realmente ser misericordioso conmigo y con los demás, como muestra del amor que puedo tener por mi prójimo. Ya me has dicho antes que no hay mérito en amar a los que me aman. Hoy me llamas a amar de verdad, tal como Tú amas a quienes te llevaron hasta la Cruz. Perdón Señor por no ser capaz de abrir de verdad mi corazón a tu ejemplo. Creo que sin Ti, para mi es imposible lograrlo, porque sólo Tú has sido verdadero ejemplo para los hombres, y los santos sólo han seguido tu ejemplo. Te pido Señor, que en esta Cuaresma, abra de verdad mi corazón a tu Amor.

AMÉN

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