Evangelio sábado 7 de noviembre

Sábado 7 de noviembre de 2020 | Gonzalo Manzano

7 de NOVIEMBRE del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 16, 9 - 15

Sábado de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario

Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero". Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús. El les dijo: "Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios"

Jesús parece decirme: La limitación de la carne les impide entender las cosas. Están demasiado cegados por los sentidos. Adoran sentir las cosas, y en vez de fijarse en aquellas cosas que están más allá de ellos, que son las importantes, como el Amor verdadero, ese que da la vida por el otro a pesar del dolor y el sacrificio, prefieren esquivar a éstas, pensando que es mejor no sufrir. Quizás es cobardía, quizás es egoísmo, o un poco de ambos a la vez. Tienen mi ejemplo para ir más allá de lo evidente, y vislumbrar al menos las sombras que se generan ante mi Luz que ilumina todas las cosas.

Me cuesta abstraerme de mis sentidos. Es una tarea tan ardua que tuve que incluirla en mi Ideal Personal. Ver a Dios en todas las cosas, sentirlo a Él, más que a las cosas de este mundo. Claro, el que lo logra seguro es santo, y esa también es mi aspiración, pero me es difícil, porque el mundo muchas veces puede más que mi voluntad. Necesito la guía de María para acercarme más a su Hijo, que me invita en todo momento a mirar desde su perspectiva cristalina.

Señor Jesús, dame la disciplina para sentirte en el mundo, para que las cosas que siento, que vivo, sean observadas desde la visión de un seguidor tuyo, pero uno verdadero. Que yo pueda ver, Señor, tu huella en este mundo, más allá de las torpezas mundanas que inundan mis sentidos, y me adormecen en tentaciones y pequeñeces. Madre querida, que no me pierda en el camino, por favor. Llévame de la mano por el camino que me muestra tu Hijo, y que no te falle en mi Ideal y en mi Alianza.

AMÉN

 

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