Evangelio sábado 8 de junio

Viernes 7 de junio de 2019 | Gonzalo Manzano González

8 de JUNIO del 2019

Evangelio según San Juan, capítulo 21, 19 - 25

Sábado de la Séptima Semana del Tiempo de Pascua

 

Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: “Sígueme”. Pedro, volviéndose, vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el mismo que durante la Cena se había reclinado sobre Jesús y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?". Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: "Señor, ¿y qué será de este?". Jesús le respondió: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa? Tú sígueme". Entonces se divulgó entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no había dicho a Pedro: "Él no morirá", sino: "Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?". Este mismo discípulo es el que da testimonio de estas cosas y el que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Jesús hizo también muchas otras cosas. Si se las relata detalladamente, pienso que no bastaría todo el mundo para contener los libros que se escribirían.

 

Meditación de Gonzalo Manzano González

 

“Si yo quiero que él quede hasta mi venida, ¿qué te importa?”

 

Jesús parece decirme: No pretendo reprender a Pedro, ni tampoco a ti con este texto. Sólo quiero hacer hincapié en que lo que les pase a los demás puede importar sólo en cuanto a la generosidad de pensar en los demás. Pero cuando te digo “sígueme”, te digo que a pesar de todo, de si Juan vive hasta el Juicio Final, o si los problemas del mundo no se solucionan, eso no debe detener tu avance en el camino que te invito a recorrer. Ven conmigo, porque lo que le pase al resto le importa al resto, y a ti, sólo debe importarte el cómo llegar al Padre.

 

He tenido experiencias donde me he sorprendido a mí mismo en la posición de Pedro. ¿Por qué a “él” le ocurre algo mejor si lo que se me dio (y que yo mismo pedí) no es tan bueno? La parábola de los jornaleros que llegaron en la tarde y a los que se les pagó lo mismo que a los jornaleros llegados en la mañana vuelve siempre a mi cabeza. Sé que Dios me guarda la gracia de estar a su lado, tal como a todos los que opten por Él, pero las bendiciones que recibamos a lo largo de esta vida son regalos para cada uno, conforme al plan divino. No debiese ser envidioso de la suerte de los demás.

 

Señor Jesús, a veces tus palabras son duras, y nosotros en vez de oírlas y aprender, como el discípulo aprende de la sabiduría del maestro, nos dejamos llevar por la soberbia de creer que podemos exigirte, ya no como los niños exigen a su Padre, sino intentando igualarnos a Ti. Dame Señor la sencillez de reconocerme hijo tuyo, de asumir que jamás tendré las respuestas que Tú tienes, y que sólo por ti alcanzo la Vida Eterna. Madre Admirable, edúcame desde tu Santuario para oír con calma y encontrar el mensaje de tu Hijo en el mundo. AMÉN.

 

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