Evangelio sábado 9 de enero

Sábado 9 de enero de 2021 | Gonzalo Manzano

9 de ENERO del 2021

Evangelio según San Marcos capítulo 6, 34 - 44

Sábado después de Epifanía del Señor

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde.
Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer".
El respondió: "Denles de comer ustedes mismos". Ellos le dijeron: "Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos". Jesús preguntó: "¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver". Después de averiguarlo, dijeron: "Cinco panes y dos pescados". El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde,
y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición"

Jesús parece decirme: Mi vínculo con el Padre es inmediato. Somos uno con el Espíritu Santo. Compartimos la misma única divinidad, y por eso, mi manifestación en el mundo con la multiplicación de los panes es así de sencilla. Quiero que ustedes vean esa cercanía, pero por sobre todo, los invito a experimentarla en sus vidas. La bendición que pronuncio, entregando al Padre del cielo el milagro, es una oración que ustedes mismos pueden hacer, y así ir acercándose cada vez más a mi Padre. Bendice tus alimentos, no sólo para agradecer por ellos, sino como ocasión de acercarte más y más a Mi.

Qué sencillo parece ser estar en contacto constante con Dios. Claro, Cristo tenía "línea directa" con el Padre, pero nosotros estamos mucho más impedidos, no sólo por nuestra limitación humana, sino también por el ruido ensordecedor de nuestro mundo, que no nos deja encontrarnos con Él. Andamos tan apurados que ni siquiera agradecemos el pan de cada día que le pedimos constantemente en el Padre Nuestro. Nos pasamos la vida enseñándole a nuestros hijos a dar las gracias y a pedir por favor, pero nosotros los grandotes somos incapaces de agradecerle a Él por las bendiciones que nos da.

Señor Jesús, hoy quiero agradecerte por cada uno de los regalos que me has dado, y que prodigas día a día, como mi salud y la de mi familia, por un día bonito y por aquella lluvia renovadora, por las nubes que aligeran el calor del sol, porque a pesar de mis carencias, te preocupas por que no nos falte nada. Te doy gracias por mi esposa, mis papás y mis hijos, por los vecinos que nos han apoyado en esta pandemia, por darme trabajo y por la señora que nos ayuda con el aseo y los niños. Te agradezco por este tiempo más en familia y porque has nacido de nuevo en mi corazón para acompañarme en este nuevo año.

AMÉN

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