Evangelio viernes 1 de mayo

Viernes 1 de mayo de 2020 | Alejandra Castelblanco

1° de MAYO del 2020

Evangelio según San Juan, capítulo 6, 52 - 59.

Viernes de la Tercera Semana de Pascua

Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?". Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente". Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto.

"...y yo lo resucitaré en el último día"

Jesús parece decirnos: mi Padre me envió al mundo con una misión definida y por una razón única: por amor a sus hijos. Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo para salvarlos. Seguro han escuchado esta frase miles de veces, pues bien, Yo soy ese hijo, Yo vine al mundo, Yo cumplí mi misión de salvarlos al morir en la cruz, pero Yo vencí a la muerte. Resucité y ese mismo regalo tendrán ustedes si comen de mi carne y beben de mi sangre. La forma de hacerlo es: participar de la Eucaristía y teniendo una vida espiritual acorde a la vida terrenal, es decir, siendo consecuentes y dando testimonio de vida.

Ayer me tocó escuchar la canción que tiene como letra este pasaje del Evangelio y me quedé pensando en lo importante de la esperanza en nuestras vidas, en lo terrible que debe ser vivir sin Dios, sin esperanza. Los caminos están definidos y uno libremente escoge si quiere una vida acorde a la vida cristiana o salirse de ella, o peor aún, vivir a veces como cristiano y a veces no, en otras palabras: siendo tibio. En estos tiempos de cuarentena, el desafío es mayor. Depende de uno ver la misa por la pantalla, o buscar momentos de familia donde se dé un encuentro más profundo. Pero tengo esperanza en que todo esto es por un bien mayor.

Querido Señor: Gracias por hacernos hijos del Padre, gracias por tenerte a Ti, nuestro ejemplo y guía, gracias por darnos a la Santísima Virgen María, siempre dispuesta a escucharnos y acogernos en el Santuario. Gracias por regalarnos la esperanza, por tener siempre la posibilidad de volver a empezar, de sentir que de verdad Tú quieres lo mejor para cada uno y que me acompañas siempre sin defraudarme. Dame sabiduría para llevar de la mejor forma este tiempo de encierro. Que se renueve nuestro Santuario Hogar, tan necesario en la vida familiar.

AMÉN

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