Evangelio viernes 13 de marzo

Viernes 13 de marzo de 2020 | Alejandra Castelblanco de Prieto

13 de MARZO del 2020

Evangelio según San Mateo, capítulo 21, 33 - 43.45 - 46.

Viernes de la Segunda Semana del Tiempo de Cuaresma

Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: 'Respetarán a mi hijo'. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?". Le respondieron: "Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo". Jesús agregó: "¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: ¿esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos". Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"...les envió a su propio hijo "

Jesús parece decirnos: el amor de Padre es un amor incomparable. Yo siento ese amor porque mi Padre es Amor. Ustedes también son hijos queridos del Padre, atrévanse a sentirse hijos, a mostrar su desvalimiento, a dejarse querer por el Padre. Solo sintiéndose hijos, podrán ser humildes y reconocer que solos no se puede ser feliz. Yo fui enviado por mi Padre por amor, amor a todos sus hijos. Él, lo único que quiere, es su bien y su eterna felicidad. Están llamados a ir al Padre, igual que yo. ¿Cómo hacerlo?, de mi mano, de la mano de mi madre, ese es el camino.

Me queda grande el misterio de la Eucaristía. Tener la certeza que Jesús está ahí, vivo, me supera. Seguro que, si captara un poco este regalo, no perdería oportunidad de participar. Me queda mucho todavía. Sin embargo, muchas veces siento una seguridad enorme en saber que soy hija de Dios. Me tranquiliza, me alienta. Esta cuaresma, quiero trabajar esa actitud filial, que me motive a encontrarme con Jesús en la Eucaristía y gozar de su presencia palpable en la consagración.

Querido Señor: gracias por hacerme reconocer el amor de Padre que recibo de Ti. Estás conmigo siempre y me manifiestas tu amor a través de las personas y de los acontecimientos que voy viviendo. Dame la gracia de reconocerme hija querida en tus manos cariñosas de Padre para ir aprendiendo de a poco que solo tú puedes amarme con amor infinito y yo aprenderé a decir que te amo sobre todas las cosas. Dame la gracia de reconocerte en cada Eucaristía.

AMÉN

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