Evangelio Viernes 14 de Febrero

Viernes 14 de febrero de 2020 | Alejandra Castelblanco de Prieto

Viernes de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario

San Cirilo, monje y San Metodio, obispo, hermanos. Memoria obligatoria

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Abrete". Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

 “"Efatá", que significa: "Ábrete"”

Jesús parece decirnos: hoy los invito a abrirse. Abrir el corazón al querer del Padre. Abrir la mente para entender los caminos propuestos. Abrir los sentidos para ver, gustar, tocar, oír y sentir con los criterios del Evangelio. No se queden encerrados en su pequeño mundo, mirando solo lo que está a su alcance. Atrévanse a ir más allá y abrirse a lo que se les propone en cada situación. Es un gran desafío que les traerá la misma satisfacción de este sordomudo que recuperó el habla y el oído. 

Hace un tiempo que resuena esta palabra en mi corazón: “Ábrete”. Lo primero que pienso con esta palabra es que hay que ser valiente, porque abrir algo cerrado implica riesgo. No se sabe con lo que se va a encontrar al otro lado. Sin embargo, si uno confía debiera entregarse a esa apertura con fe ciega en que será lo mejor para uno. Al igual que el sordomudo, me gustaría tener esa confianza infinita que si es Jesús el que abrirá mis cerrojos, debo estar tranquila y entregada a su voluntad. Cultivaré esa actitud, repitiendo durante el día: Ábrete. 

Querido Señor: Gracias Señor por movilizarme, por hacer que vaya a ti con confianza y pidiéndote que vayas abriendo las puertas y limitaciones de a poco para encontrar la certeza de una vida mejor. Dame la fe de este sordomudo, la confianza en pedir la sanación y haz que se repita en mí el milagro cuando me dices: Ábrete. María tuvo siempre esa apertura, que ella sea mi ejemplo y fortaleza a la hora de tomar decisiones y de abrir caminos en medio de las dificultades que a veces aparecen en mi camino. AMÉN. 

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