Evangelio viernes 17 de enero

Viernes 17 de enero de 2020 | Alejandra Castelblanco

17 de ENERO del 2020

Evangelio según San Marcos, capítulo 2, 1 - 12.

Viernes de la Primera Semana del Tiempo Ordinario

San Antonio Abad. Memoria obligatoria.

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaúm y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.
Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados".
Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: "¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?" Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: "¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: '¿Tus pecados te son perdonados', o '¿Levántate, toma tu camilla y camina'? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: "Nunca hemos visto nada igual".

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"Nunca hemos visto nada igual"

Jesús parece decirnos: los milagros sin duda conmueven, hacen que la gente quede asombrada y a lo mejor puede traer consigo una conversión. Sin embargo, después de un tiempo, se olvidan o quedan como un hecho sorprendente. Mi invitación va más allá, es a dar un giro al corazón, que cada día sea un pequeño milagro de conversión para que sea duradero, que permanezca en el tiempo y mejor aún produzca el milagro de convertir a otros por medio del testimonio de vida. No se queden pegados en lo deslumbrante sino más bien, en el detalle que va produciendo un cambio interior.

Siempre he pensado que con todos los milagros que hizo Jesús, deberían haberse convertido todos los habitantes de esa época y claramente no fue así. Creo que vivir la fe, es el milagro que transforma. Tomar la decisión de seguir a Jesús es la posibilidad de vivir día a día el milagro de la transformación del corazón. Últimamente me he propuesto estar más alerta a ofrecer cada cosa que hago. Me encanta cuando me acuerdo, es como sentir que eso que hago tiene un valor increíble. Es como experimentar un pequeño milagro en algo que igual voy a hacer y que al ofrecerlo como capital de gracia, se transforma en oro.

Querido Señor: gracias por tu presencia concreta día a día. Por mostrar siempre el lado amable de las cosas. Gracias por cada milagro cotidiano, por la mañana que despierta, el sol que abraza, la tarde que refresca y la noche que descansa. Gracias por cada alegría compartida, por las personas que te muestran y por la naturaleza que te trasluce. Gracias por tu madre querida que nos regala en abundancia sus gracias en el Santuario que son milagros reales y tangibles cada vez que la visitamos.

AMÉN

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