Evangelio viernes 21 de mayo

Viernes 21 de mayo de 2021 | Alejandra Castelblanco

21 de MAYO del 2021

Evangelio según San Juan, capítulo 21, 15 - 19

Viernes de la Séptima Semana del Tiempo de Pascua

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme".

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"¿me amas más que estos?"

Jesús parece decirnos: esta pregunta quiero hacerles hoy a ustedes. Seguramente ustedes se la habrán hecho a sus seres queridos. Aunque saben que sus hijos, sus padres, sus amigos, los quieren, necesitan hacerles la pregunta. Por un lado, para sentirse queridos y por otro, para renovar ese amor que es incondicional y que necesita reafirmarse para hacerlo crecer. Pues bien, a sus familiares y amigos, ustedes los ven, entonces yo les pregunto: ¿Pueden ver mi rostro en todos ellos y así amarme?

Creo que la respuesta a la pregunta que hoy me hace Jesús, tiene que ver con estar atenta a descubrir una faceta de Jesús diferente en cada persona. Las personas que veo a diario a veces pasan desapercibidas. De tanto ver las mismas caras, cuesta hacer un alto y mirar más allá, mirar el corazón de esa persona y descubrir la cara que Jesús me muestra en ella. En los niños me resulta tan fácil, son tan espontáneos, cariñosos, transparentes...pero en los adultos están los prejuicios, las sombras que me impongo muchas veces para no hacer el trabajo de mirarlo con detención. Creo que debo liberarme de esos velos que nublan la mirada

Querido Señor: quiero ver todas tus facetas. Son cientos de miles, según cada persona la muestre. Haz que nunca me olvide de esto y que pueda mirar con ojos benevolentes a todos, con ojos de claridad que solo quieren mirar el rostro que reflejas en ese corazón. María supo encarnar muchas facetas tuyas, que ella sea mi ejemplo, mi modelo a seguir, ella que no miró nunca con desprecio a nadie y que supo acoger a todos como Madre. Que el Espíritu Santo que ya está por venir, me regale esa visión que tanto necesito para acercarme más a Ti.

AMÉN

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