Evangelio viernes 22 de noviembre

Viernes 22 de noviembre de 2019 | Alejandra Castelblanco

22 de NOVIEMBRE de 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 19, 45 - 48.

Viernes de la Trigésima Tercera Semana de Tiempo Ordinario

Santa Cecilia, Virgen y Mártir. Memoria obligatoria

Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones". Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"... pendiente de sus palabras"

Jesús parece decirnos: El pueblo estaba pendiente de mis palabras, supo enfocarse en lo importante, no perdió la oportunidad de escuchar. A eso los llamo Yo, a que acudan al Espíritu Santo, que con sus dones sabrá conducirlos a la sabiduría de vivir, para entender las palabras del Padre y acoger sus consejos. Tener fortaleza en las dificultades, y con su don de ciencia ver con lucidez sobrehumana las cosas del mundo. Rezar piadosamente día a día reconociendo humildemente la infinita grandeza del Padre por su don de Temor de Dios.

Día a día rezo al Espíritu Santo y me gusta hacerlo como matrimonio. Me conecta con el otro y hacia arriba: "Dame a conocer lo que debo realizar, dame a conocer lo que debo sufrir..." repetimos a diario, y cuesta reconocer lo que hay que hacer cuando se sufre, cuando se ve que otros lo están pasando mal, cuando mi país está sufriendo. En medio de las dificultades personales, voy descubriendo la luz, no solo porque las cosas van mejor sino también porque me estoy convenciendo que es la forma más tangible de escuchar las palabras que Jesús me está diciendo, es como si se tradujera mejor su lenguaje cuando compartimos el dolor.

Querido Señor: ¡¡¡ Qué grande eres!!! Estás siempre, a través del Espíritu Santo. Eres mi consejero, mi compañero y mi camino. Jesús, gracias por estar siempre en cada momento de mi vida y en forma especial en los momentos de dolor junto con el Padre y el Espíritu Santo. Me acompañas y me consuelas y me ayudas a crecer un poquito más. Gracias por toda tu grandeza, has que siempre te invoque y pueda poner en mi boca las palabras adecuadas para ayudar a otros en su caminar hacia Ti.

AMÉN

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