Evangelio viernes 23 de agosto

Viernes 23 de agosto de 2019 | Alejandra Castelblanco

23 de AGOSTO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 22, 34 - 40

Viernes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"Amarás a tu prójimo como a ti mismo"

Jesús parece decirnos: a ustedes les cuesta creer este mandamiento, pero es tan cierto. El amor es tan fuerte que mueve lo imposible y logra lo increíble. Piensen en el amor a los hijos, hermanos, amigos, padres... ¿no harían lo imposible por ellos? Ahora, den un paso más allá, aventúrense a lo desconocido y traten de amar con esta misma fuerza, al jefe, al compañero antipático, a la amiga egocéntrica, al vecino molesto, al que te sirve...Es más difícil. La invitación es a crear primero un vínculo con ellos, a conocerlos, a descubrir su encanto y poco a poco ese amor irá creciendo y dejará de ser imposible. Hagan la prueba

Hoy hablábamos en la mesa acerca del vocabulario que usamos al referirnos a otras personas y decíamos lo fuerte que suena cuando alguien dice que tal persona es fea o gorda. Y alguno dijo: es difícil encontrar a alguien feo. Es cierto, y sobre todo cuando creamos un lazo con esa persona, adquiere aún más una belleza que traspasa la física. Es cierto que amar en instantáneo no es fácil, por eso creo que hay que proponerse establecer una relación con las personas, con los más cercanos y con los que nos cuestan un poco más. Quizás buscar una oportunidad de acercamiento distinto y así descubrir un nuevo amor.

Querido Señor: enséñame a descubrir la forma de acercarme más al prójimo, a establecer un vínculo que borre mis prejuicios y me lleve a descubrir a un ser amable. Ayúdame a ver tu rostro en los demás, sobre todo en los que más me cuestan y así dsentir que el amor todo lo puede. Dame la fortaleza de María que amó a los apóstoles como a su hijo, que supo acoger a los demás con ternura y sabiduría. Hazme creer firmemente este mandamiento que sin duda no es otra cosa que fortalecer mi amor al Padre. Señor, condúceme al Santuario, para que las gracias que ahí se derraman penetren en mi corazón y lo ablanden cada día más.

AMÉN

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