Evangelio viernes 23 de julio

Viernes 23 de julio de 2021 | Alejandra Castelblanco

23 de JULIO del 2021

Evangelio según San Mateo, capítulo 13, 18 - 23

Viernes de la Décimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

" ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".

Jesús parece decirme: escuchar la palabra y comprenderla. Parece sencillo, sin embargo, hay que interesarse en escuchar y preocuparse por comprender. El fruto no es igual para todos. Pero tampoco los invito a contabilizarlo, ni a compararlo con otros. La invitación que hoy les hago es a escuchar y comprender. El Padre habla en las escrituras, pero también lo hace en los acontecimientos y a través de las personas. Escuchen atentos lo que les quiere decir, comprendan el camino que quiere que sigan y el fruto será numeroso.

Me encanta esta frase, es como reconocer que todos somos distintos, que cada uno da lo que puede, pero lo importante es hacerlo. Día a día, pido señales al cielo para saber el querer de Dios y tomar decisiones con tranquilidad. No siempre las sé escuchar o comprender y me quedo pegada en un problema sin confiar. Lo que más revitaliza es el sacramento de la reconciliación. Descubro cosas nuevas, me deshago de mis caídas y puedo tomar el pulso al tiempo y escuchar al Padre con más claridad y confianza.

Querido Padre Dios, te alabo por regalarnos los sacramentos. Cada uno a su tiempo nos reaniman y nos inician en este camino tan seguro y lindo que nos das al nacer. Te alabo por los sacerdotes que, con paciencia y dedicación, escuchan nuestras faltas y nos aconsejan como un papá a su hijo. Haz que siempre lo valore y que no pierda la confianza de niño que necesita el perdón y cariño de su Padre para seguir adelante. Que María sea mi ejemplo de docilidad y constancia.

AMÉN

 

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