Evangelio viernes 23 de septiembre

Viernes 23 de septiembre de 2022 | Alejandra Castelblanco

23 DE SEPTIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 9, 18 - 22

Viernes de la Vigésima Quinta Semana del Tiempo Ordinario

San Pío de Pietralcina, Presbítero. Memoria Obligatoria

Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"Tú eres el Mesías de Dios"

Jesús parece decirnos: yo hice esta pregunta a mis discípulos porque así ellos reafirmarían su manera de pensar y estarían "obligados" a asumir una postura. Hoy los invito a una doble tarea: preguntarse: ¿quién soy yo para ti? y en segundo lugar preguntarse: ¿quién dice la gente que eres tú? Salgan de ustedes mismos y piensen qué imagen están proyectando, o bien pregunten a sus cercanos cómo los ven y así corroborar si el Espíritu Santo está presente en sus vidas y de qué manera.

Yo tengo claro quién es Jesús, es mi compañero de ruta, mi ejemplo, mi confidente, mi torrente de confianza, mi tranquilidad. Respecto de la otra pregunta: ¿quién dice la gente que eres tú?, creo que siento mucha alegría cuando recibo muestras de cariño, de admiración inmerecida, de respeto, de confianza. creo que dejarme acompañar por Jesús, hace que otros también puedan hacerlo. Mis alumnos son una fuente importante de alimento al espíritu. Cuando les digo que mi secreto de ser profesora, es parecerme a ellos porque Dios quiere que seamos como niños, sus caritas se llenan de asombro. Esa inocencia, sencillez y alegría, es la que me gustaría que otros dijeran de mí.

Querido Señor: Haz que estas preguntas las repita una y otra vez para no perder el foco, para mirarme con humildad y pedirte con confianza que no dejes nunca de acompañarme. Haz que muestre tu rostro a todos los que me rodean y que yo también pueda mirar el tuyo, en los que pones en mi camino. Dame la sabiduría de Pedro para responder adecuadamente a tu pregunta y hacerla vida para así reflejar tu imagen que es a lo que nos has llamado. María, ejemplo de la Acción del Espíritu Santo en su vida, sea mi luz y guía.

AMÉN

 

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