Evangelio viernes 30 de agosto

Viernes 30 de agosto de 2019 | Alejandra Castelblanco

30 de AGOSTO del 2019

Evangelio según San Mateo, capítulo 13, 44 - 46

Fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen y Patrona de América

Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"tesoro escondido"

Jesús parece decirnos: los tesoros son valiosos, nadie queda indiferente ante la palabra "tesoro", trae ilusión, y si le agregamos "escondido", trae consigo misterio, asombro, motivación, búsqueda. El Reino de los cielos es eso, un tesoro que debe impulsarlos a buscarlo, asombrarse, motivarse y esperanzarse en encontrar la felicidad plena. Es cierto, no encontrarán plenamente el Reino en la tierra, pero sí semillas de él que los harán imaginar el gran tesoro que les reserva mi Padre para la eternidad. ¿Qué semillas del Reino encontrarás hoy? Abre bien tus ojos, está muy cerca de ti.

Oigo "tesoro escondido" e inmediatamente viene a mí, un cumpleaños, niños corriendo de una pista a otra para encontrar el tesoro, que es un gran paquete de dulces y regalitos. Si lo relaciono con el tesoro del Reino, creo que también hay pistas. Algunas más concretas que otras como los sacramentos, los medios ascéticos...y otras más sutiles como las conversaciones con otros, los gestos de amor en las familias, con amigos, o los actos gratuitos de entrega, de donación de uno mismo, de escucha atenta al necesitado y tantos ejemplos que solo traen regocijo en el alma. Estaré atenta a las semillas del Reino de este día.

Querido Señor: quiero trabajar por Tu Reino, quiero ser parte de tus obreros que van construyendo día a día ese gran tesoro que nos tienes preparado. Me emociona saber de ese regalo, que no es otra cosa que la felicidad plena. Enséñame a regalar alegría siempre, que no me deje llevar por la tristeza que solo angustia el corazón. Que María sea mi protectora y educadora para transmitir esperanza de tesoro, esperanza de conquista y así descubrir el Reino de los Cielos.

AMÉN

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