La verdad, un valor intransable

Iniciado el año volvemos a compartir pensamientos en estas columnas llamadas para aportar al debate y la reflexión personal que cada lector realice libremente. Agradezco la invitación y la oportunidad de contribuir escribiendo para dar pie a dicha reflexión. Estoy cierto que cada uno de nosotros, en los últimos meses, hemos sido remecidos por acontecimientos nacionales e internacionales a los cuales- para encontrarles un elemento común- tipifico como de alto impacto comunicacional. Sin duda, ninguno es igual al otro. Cada uno tiene características, circunstancias, motivaciones, origen y contenidos absolutamente diferentes y como tales no comparables. Al haber establecido como elemento común su alto impacto comunicacional me siento liberado de explicar el detalle de cada uno por estar su relato plenamente afiatado en el conocimiento y opinión de los lectores. Adicionalmente deseo... Maat y Anubis, dioses de la verdad y la justicia en la cosmovisión egipcia.

| Juan Emilio Cheyre (Chile) Juan Emilio Cheyre (Chile)

Iniciado el año volvemos a compartir pensamientos en estas columnas llamadas para aportar al debate y la reflexión personal que cada lector realice libremente. Agradezco la invitación y la oportunidad de contribuir escribiendo para dar pie a dicha reflexión.

Estoy cierto que cada uno de nosotros, en los últimos meses, hemos sido remecidos por acontecimientos nacionales e internacionales a los cuales- para encontrarles un elemento común- tipifico como de alto impacto comunicacional.

Sin duda, ninguno es igual al otro. Cada uno tiene características, circunstancias, motivaciones, origen y contenidos absolutamente diferentes y como tales no comparables.

Al haber establecido como elemento común su alto impacto comunicacional me siento liberado de explicar el detalle de cada uno por estar su relato plenamente afiatado en el conocimiento y opinión de los lectores. Adicionalmente deseo explícitamente establecer que no hago juicio de valor alguno al origen y desenlace de los mismos. Establecido lo anterior paso a titular algunos de los hechos que mayor noticia han concitado en los últimos meses.

Sin duda el terremoto y tsunami de Japón constituye una tragedia que ha impactado y conmovido al mundo; siguiendo en el ámbito internacional las revoluciones del Oriente Medio y Norte de África, especialmente la guerra civil de Libia, nos han hecho conocer una realidad que para muchos aparecía oculta por décadas.

En el plano nacional (en Chile) el desenlace de la investigación de la Santa Sede a las denuncias con respecto al ex párroco de El Bosque, y las repercusiones que ha tenido, incluida la reciente posición de la Conferencia Episcopal, sin duda nos ha hecho a todos reflexionar. Siempre en lo nacional pero ahora en el plano político las controversias vinculadas al actuar de la ex Intendenta del Bío Bío nos hicieron vivir episodios de denuncias, defensas, acusaciones, contra argumentaciones, apoyo a su actuar o rechazo enconado al mismo.

Además del único vínculo comunicacional entre los ejemplos antes citados, todos conducen a un mismo camino: la necesidad de reflexionar. Lejos de querer aventurar respuestas, invito a "pensar los hechos" desde una perspectiva comprehensiva que nos ayude a comprender el sentido de los acontecimientos.

En cada uno de los episodios mencionados he sentido, como seguramente muchos de los lectores, la imperiosa necesidad -no resuelta- de conocer la verdad en todas sus dimensiones. Si así fuera, cada hecho tendría para cada uno de nosotros connotaciones diferentes a la vorágine de interpretaciones que han suscitado. La verdad oportuna y completa nos permitiría adentrarnos en la complejidad de cada caso.

Por ejemplo, develar si el terremoto en Japón fue la causa del daño a las centrales nucleares, o si fue el mal mantenimiento de las mismas y el incumplimiento de los estándares internacionales, nos permitiría tener mayor claridad en las decisiones futuras con respecto a la generación de energía nuclear.

Conocer la verdad sobre la forma en que cayeron los dictadores de Túnez y Egipto nos otorgaría bases para entender cómo esas sociedades soportaron por más de cuarenta años el status quo, siendo que su desmoronamiento no tomó más de escasos días. Tener acceso a las razones de fondo nos ayudaría a evaluar el futuro de tan importante área geopolítica y estratégica cuyo futuro incide en el mundo entero.

Sin duda, obtener la verdad en los cuestionamientos a conductas impropias en un sacerdote, o en las críticas al actuar político de una autoridad gubernamental, nos ayudaría a tomar posición con respecto a los hechos y a exigir conductas, respuestas y adopción de medidas por todos los niveles que deben preocuparse de un actuar recto y acorde a principios ya sea religioso o en la función pública.

Resumiendo mi planteamiento, propongo que los casos que han causado conmoción deben ser reflexionados desde la importancia de la verdad en nuestra vida personal y pública. Considero a la Verdad como un valor que hoy como nunca se erige como vital en la sociedad en la cual vivimos.

Si ella hubiese estado presente en cada uno de los detalles que rodearon los hechos detallados, mas allá de las profundas diferencias de cada cual, por una parte éstos habrían sido muchísimo más claros, por otra no habrían causado el impacto que tuvieron, y finalmente se habrían evitado muchos daños que cada una de estas situaciones ha provocado.

Finalmente invito a comprometernos con la verdad a nivel personal, familiar, laboral, dentro del ámbito público y privado en fin, en toda circunstancia y actividad. Es una tarea compleja y muy difícil. Sin embargo es la enseñanza del Evangelio y que constituye la única forma de gozar del preciado bien de la libertad.

Juan Emilio Cheyre
Director CEI UC

Abril 2011

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