Laicos schoenstattianos: de consumidores a emprendedores

Nuestra formación es eminentemente activa, pero no activista. Es interesante cómo en forma constante el Padre nos llama a reflexionar sobre nuestra actuación y desde allí rearmar nuestros caminos. Necesitamos cada vez más "laicos schoenstattianos emprendedores", ya sea en acciones pequeñas como en grandes empresas y que seamos capaces de llevar a Schoenstatt a la realidad y a esta a la Iglesia.

| Rafael Mascayano Rafael Mascayano

En una reunión que hace algunos años se efectuaba en la Casa de la Familia aledaña al Santuario de La Providencia, en un determinado momento se comenzaron a levantar manos para entregar una y otra idea de lo que se debía hacer.

Poco a poco, el sacerdote que estaba al frente de esta reunión iba cerrando su entrecejo y los que lo conocemos nos decíamos: ¡Qué viene aquí!

En un momento dado, este reverendo Padre pidió la palabra y dijo: ¡Me encantaría que las próximas manos que se levanten sean para decir: yo propongo tal o cual idea y me haré cargo de ella!".

No sé por qué pero no se levantaron más manos ofreciendo ideas después de esta intervención...

Sí, somos muy dados a ofrecer ideas para que otros se hagan cargo de ellas y después nos quejamos porque esas propuestas tan interesantes nadie las llevó a cabo.

Por otra parte, y se da un tanto en nuestras filas, hay quienes llevan muchos años "formándose" para aquel día en que les llegue la oportunidad de entregar lo que han recibido, más no sé por qué dicho momento tarda tanto en llegar.

Cuando estábamos en la juventud (todos fuimos último modelo) se nos decía que Schoenstatt no era un "club de auto santificación" y que por algo era "movimiento" y además "apostólico".

El P. Kentenich decía ya en el Acta de Prefundación:
1. Queremos aprender. Por tanto, no sólo ustedes, sino también yo. Queremos aprender unos de otros.
2. Queremos aprender, no sólo teóricamente: así hay que hacerlo, así está bien, así, incluso, es necesario... En realidad todo eso nos serviría muy poco. No. Tenemos que aprender también prácticamente. Debemos poner manos a la obra cada día, cada hora.
3. Queremos aprender a educarnos a nosotros mismos.

Por lo tanto, fundamentalmente nuestra formación es eminentemente activa, pero no activista. Es interesante cómo en forma constante el Padre nos llama a reflexionar sobre nuestra actuación y desde allí rearmar nuestros caminos.

El consumismo ha invadido también a nuestra familia y en muchos hay una actitud de esperar de otros el qué hay que hacer.

Por otro lado y algo que da mucha esperanza, es ver a una gran cantidad de laicos que hace muchos años han puesto la mano en el arado y comenzado a emprender acciones en el sentido de la construcción de un mundo distinto. Tal como rezamos cada mañana cuando decimos junto a nuestro Padre:
"Animados por el espíritu Santo,
Nos ponemos de rodillas y con júbilo
Alabamos a Cristo,
Quien, con ella, nos envía como instrumentos,
Para dar a los pueblos un nuevo destino."

En Costa Rica, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile y tantos otros lugares vemos que una gran cantidad de laicos schoenstattianos no solo han levantado la mano para proponer ideas sino que se han hecho cargo de ellas llevándolas a cabo, no sin problemas, no sin esfuerzo, algunas veces fracasando, más se vuelven a levantar y siguen adelante como todo buen emprendedor.

Es que es así, necesitamos cada vez más "laicos schoenstattianos emprendedores" ya sea en acciones pequeñas como en grandes empresas y que seamos capaces de llevar a Schoenstatt a la realidad y a esta a la Iglesia.

Y tú, ¿qué quieres ser? ¿Consumidor o emprendedor?

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