Público y privado

"La prensa está excediendo en todos los sentidos, los límites obvios del decoro y la decencia. Las habladurías no son ya el recurso de los perezosos y de los viciosos, sino que se ha convertido en un negocio, que es ejercido con tanta laboriosidad como desvergüenza. Para satisfacer un deseo lascivo los detalles de relaciones sexuales son transmitidos ampliamente en las columnas de los diarios". El texto citado es de los juristas estadounidenses Samuel Warren y Louis Brandeis y fue publicado en 1890 en el Harvard Law Review, bajo el título, "The Right to Privacy"...

| Pablo Crevillén (España) Pablo Crevillén (España)

"La prensa está excediendo en todos los sentidos, los límites obvios del decoro y la decencia. Las habladurías no son ya el recurso de los perezosos y de los viciosos, sino que se ha convertido en un negocio, que es ejercido con tanta laboriosidad como desvergüenza. Para satisfacer un deseo lascivo los detalles de relaciones sexuales son transmitidos ampliamente en las columnas de los diarios".

El texto citado es de los juristas estadounidenses Samuel Warren y Louis Brandeis y fue publicado en 1890 en el Harvard Law Review, bajo el título, "The Right to Privacy". Dejando de lado el lenguaje un poco anticuado y la falta de mención de la televisión y de Internet, el trabajo podía haberse escrito en nuestros días. Pero aunque el derecho a la intimidad o a la privacidad está reconocido en la mayoría de los ordenamientos jurídicos, no sólo los ciudadanos no tenemos garantizado que nuestros datos más íntimos no sean aireados, sino que alrededor de la privacy, en Estados Unidos se ha ido construyendo una teoría jurisprudencial que la asocia al derecho a "ser dejado en paz", a tomar determinadas decisiones sin interferencias. Así, por ejemplo, el aborto es una decisión que corresponde a la mujer, en un ámbito de decisión propio y la Ley no puede imponerle "cargas indebidas" que dificulten ese derecho.

Además, lo que se considera público o privado está cambiando radicalmente. Por ejemplo, el secreto de las comunicaciones era una garantía típica de la intimidad de los ciudadanos, de forma que sólo podía abrirse correspondencia ajena con autorización judicial. Ahora, sin embargo, lo que prima es una especie de exhibicionismo, de forma que en las redes sociales lo que interesa es exponer fotos y otros elementos de la vida privada a la vista de los demás (supuestamente amigos, pero muchas veces simples conocidos lejanos). El objeto de Twitter es ir contando con mensajes cortos (no más de 140 caracteres) y frecuentes todo lo que vamos haciendo y pensando y el éxito se mide en función del interés que despierta en otros, de forma que se conviertan en "trending topics" y de ahí salten a los medios convencionales.

Aunque estos fenómenos se puedan considerar superficiales y pasajeros, como muchos otros en Internet, creo que responden a un cambio social profundo. Una vez que el ser humano dejó atrás la época de las cavernas y de las tribus, las relaciones sexuales fueron una cuestión que no se comentaba ni en el círculo más íntimo de amistad. Esto desaparece con la pornografía de masas, que deja de ser un género despreciable y, después, demostrando que, aunque parezca lo contrario, es más fácil mostrar el cuerpo que el alma, con los testimonios de famosos y de gente común que en televisión exponen los detalles más escabrosos de su vida sexual que son seguidos por audiencias enormes.

Por el contrario, el matrimonio hasta hace poco era cuestión pública. La pareja asumía el compromiso ante la comunidad de forma solemne, lo que hacía reconocible esa unión por todos y con un contenido muy preciso. Ahora, por el contrario, la relación de pareja se privatiza de tal modo, que el compromiso público se ve con desagrado ("el amor no tiene nada que ver con firmar unos papeles") e incluso si se celebra matrimonio, se puede romper de forma más sencilla que un contrato mercantil y sin consecuencias.

Y también la paternidad. La biológica, derivada de las relaciones sexuales, lógicamente se encontraba dentro del ámbito de la intimidad. Sin embargo, las técnicas de reproducción asistida han hecho que ese acto íntimo pase al ámbito público con la intervención de terceros (médicos, enfermeras, genetistas, etc.). Por el contrario, en la paternidad adoptiva había una fuerte intervención pública porque era una institución creada fundamentalmente en el interés del menor y se trataba de asegurar que el mismo fuera acogido en una familia que pudiera atender sus necesidades económicas y afectivas. Ahora, por el contrario, con el fenómeno de las madres de alquiler, prohibido en la mayoría de los países, pero admitido en algunos Estados de Estados Unidos, se permite a personas con recursos, literalmente comprar un niño por encargo, sin ningún control público.

Seguramente, todo esto parte del hecho de que se considera que cada individuo debe ser soberano para construir su vida como desea, sin quedar limitado por los otros ni por la realidad. Pero sólo cuando la persona reconoce sus propios límites, puede construir su felicidad

 

 

Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs