¿QUIÉN QUIERO SER DESPUÉS DEL CORONAVIRUS?- Columna de Opinión

| Lucía Zamora V. Lucía Zamora V.

En estos últimos años, la integridad de la humanidad se ha ido lacerando. Se han secado las fuentes de las virtudes en el hombre, para llenarse de soberbia, para creerse invencible y pretender manipular a la Creación de Dios. Pero un día de ésos, de los que se creyó ser todo poderoso, uno de sus errores se le escapo de entre las manos, y un microorganismo se expandió por el planeta. Y detuvo al mundo que vivía sin tiempo, sin introspección y sin misericordia. 

Siendo el dinero lo que el hombre siempre ha anhelado, se atrevió a jugar con la naturaleza y tuvo la osadía de jugar con la vida y la muerte, sin pensar en sus consecuencias. El hombre quiso hacer todo solo, sin Dios, y así le dio nombre a lo inverosímil y realizar actos que consideramos que no son de Dios. También ha modificado el paisaje ocultando la tierra bajo el asfalto; desapareciendo ríos y animales para acrecentar la economía. Pero todo esto tiene un costo, y el cobro que ya se veía venir... y llegó.

Ahora se le tiene miedo a un virus, cuando se ha estado invocando a la muerte de mil maneras. Nos vemos de brazos cruzados cuando destuyen y matan parte de la cración de Dios. Como ven, todos estamos sumergidos en ésta culpa, y es justo en éste momento de "paro" que debemos reflexionar en que nos estamos equivocando... ¿Cuántas cosas hemos visto y negado a la vez? ¿En cuantas ocasiones nos hemos hecho de oídos sordos? ¿Cuántas injusticias hemos permitido? o ¿Cuántas oraciones hemos dejado pendientes a causa de la falta de tiempo?...¡Hemos dejado pasar un sin número de oportunidades para servir a los demás!... y las consecuencias las estamos viviendo, porque no existe ayuda pequeña, todo lo que hagamos engrandecerá la tierra y a la humanidad.

Ya sabemos ahora, que la irresponsabilidad e insensibilidad humana, contribuyeron a que se escapara el virus ya incubado en el egoísmo del hombre, pues sólo era cuestión de que uno de tantos mortales abriera la puerta para dejarlo escapar.

En la historia de la humanidad ha habido pandemias y plagas que la han marcado definitivamente. La han hecho más fuerte, más capaz, más solidaria y más cercana a Dios. Pero pronto se olvida de lo sufrido y vuelve a caer, vuelve a abusar de la bondad de Dios y se olvida de Él para regresar a su egoísmo. Entonces pasa el tiempo, y el Señor vuelve a hablar, permitiendo situaciones que ayudarán nuevamente a fortalecernos en la fe, en la sabiduría y en la misericordia. Quiere que actuemos, que colaboremos por un mundo mejor, no para nosotros, sino para los demás. Que no se nos olvide esto, si lo llegamos a olvidar, seguramente en un futuro Dios volverá a hablar.

Hemos escuchado cosas muy lindas que han surgido en esta cuarentena a causa de la pandemia: El encuentro con la familia, la oración, la introspección, la tranquilidad etc. Sin embargo, estamos esperando a que termine pronto para saludarnos nuevamente de mano, y encontrarnos con los amigos en torno a una mesa y no ante una pantalla. Extrañamos los abrazos, las idas al cine, al teatro, en fin...extrañamos la vida cotidiana, rápida y sin pausa (quien lo niegue, miente) tal vez porque no queremos tiempo para ver lo que hay dentro de cada uno de nosotros, y peor aún, no queremos ver las necesidades del otro. Es muy cómodo caminar sin mirar más allá de nuestros propios intereses. Dios quiera y ésta cuarentena nos ayude a mirar hacia nosotros mismos, con detalle, reconociendo nuestras fallas, para cuando salgamos al mundo, estemos inmunes al virus de la indiferencia.

Dios ha depositado en cada persona su propio corazón, no para atesorarlo como un objeto, sino para entregarlo al mundo, porque hoy está enfermo a consecuencia de la falta de misericordia que tiempo atrás se les fue negando a los más necesitados. Dios, por amor, seguirá llamando a nuestro corazón a través de las circunstancias que vivimos día con día, porque quiere que lo hagamos parte de nuestros planes, de nuestros proyectos y decisiones. ¡Quiere ser el centro de nuestra vida y nada más! y si elegimos esto viviremos en plenitud. 

Es el momento de decidir cómo queremos que sea nuestra Resurrección en estos tiempos de crisis. Podemos terminar la cuarentena y regresar a vivir la misma vida, como si no pasara nada, o regresar y vivir una vida al estilo de Jesús... ¿Cuál eliges?

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