Sembrando un Valle para María

Ya han pasado 20 años desde que las primeras semillas de la presencia de la Mater en nuestra zona se sembraron en 1988 con un grupo de matrimonios en Calera de Tango. Los primeros frutos se vieron en ...

| Paulina Respaldiza Paulina Respaldiza
Ya han pasado 20 años desde que las primeras semillas de la presencia de la Mater en nuestra zona se sembraron en 1988 con un grupo de matrimonios en Calera de Tango. Los primeros frutos se vieron en el año 1992, cuando algunos pocos sintieron la necesidad de crecer espiritualmente y formar un grupo de reflexión. Nació el primer grupo de matrimonios -dirigidos por Luis Hernán Amenábar y M. Teresa Ramírez- quienes invitaron oficialmente a nuestra querida Mater a esta zona. Hoy, diciembre del 2008, somos una gran Familia. Apóstoles, Pre-Aliadas, Aliadas, Escuderos, Cruzados, Pioneros, Juventudes Universitarias, Madrugadores, Misioneros de la Virgen Peregrina, Señoras y Matrimonios... somos más de 400 personas que tenemos un gran anhelo... Conquistar nuestro Santuario para la Zona Maipo de Chile. Valle de María... ese es el nombre de nuestro terruño. Queremos ser tierra fértil para nuestra Mater. Un lugar donde encontrar silencio para orar; quietud para escuchar. La Ermita nos acoge y en el Jardín de María acompañamos a Jesús en su Vía Crucis. Lentamente hemos ido conquistando -en espíritu y en trabajo- cada rincón de nuestro Valle. Sin nuestra mirada, sin nuestra voz, sin nuestras manos y caminar; no podríamos cumplir la noble misión de regalar a todas las generaciones venideras una "tierra Santa Mariana", desde donde se irradien todas las gracias necesarias para hacer de nuestras vidas un caminar seguro hacia el encuentro con el Padre. Cada día luchamos por esa noble Misión Estamos construyendo nuestra Casa de Peregrinos. Escuchando las voces del tiempo y de Dios. Esperamos que este año nos autoricen para empezar la construcción de nuestro Santuario. Transmitir las vivencias personales y Familiares que hemos experimentado durante este período de conquista, es difícil. Ser fundadores es un regalo que nos ha dado la Santísima Trinidad, nuestra Madre y nuestro Padre Fundador. Hemos sido privilegiados, hemos sido elegidos, hemos sido bendecidos. Todo esto conlleva una responsabilidad y un compromiso que como schonestattianos hemos asumido desde lo más profundo de nuestros corazones. Capital de Gracias, vida espiritual, apostolado... conquistas diarias para que nuestra Mater se manifieste. Tenemos plena confianza en que este gran anhelo es un querer de Dios. Que la Mater nos utilizará como sus instrumentos para llevarlo a cabo. Con total disposición a seguir la voluntad del Padre y seguros de la victoria, nos hemos comprometido con nuestras debilidades y fortalezas a dar lo mejor de nosotros mismos para hacer de Schoenstatt Maipo una familia que trabaje y se comprometa por ser reales discípulos de Cristo y que anuncien con gozo la presencia de María en esta diócesis. Sin embargo, tal vez no exista ningún sello más marcado en esta comunidad que el sentimiento que nos mueve. Soñamos que nuestro Santuario sea un lugar que se destaque por su sello familiar y acogida, que identifica a quienes optaron por trasladarse a vivir a esta zona. Queremos que reciba no sólo a la familia de Schoenstatt, sino a toda la comunidad y también a aquellos que van de paso. Anhelamos que nuestro Santuario sea un alto en el camino, por eso queremos invitar a toda la familia de Schoenstatt a unirse en oración para lograr este sueño. Sí, estamos sembrando un Valle de María para el hombre nuevo, para Chile y el mundo.
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