Trigésimo Tercer Domingo del Tiempo Ordinario en Burundi

En este domingo escuchamos el evangelio de la Parábola de los Talentos. Una lectura conocida que nos invita a meditar sobre las capacidades y virtudes del hombre. Actualmente se buscan casi desespera...

| Padre Patricio Moore Padre Patricio Moore
En este domingo escuchamos el evangelio de la Parábola de los Talentos. Una lectura conocida que nos invita a meditar sobre las capacidades y virtudes del hombre. Actualmente se buscan casi desesperadamente talentos, incluso existen empresas dedicadas a "cazar talentos". Se buscan genios en los deportes, la música, la economía, la política. Son la nueve de la mañana bajo un bello sol ecuatorial en Buyumbura la capital de Burundi en el corazón atormentado de África. Comienza una misa en una iglesia abierta (hermoso símbolo de la apertura fundamental que debemos tener para acoger a todos los que deseen acercarse a Dios). Tres mil personas cantan y bailan acompañando la introducción de la misa. Todo es alegría, esperanza, fe. Entonces surge la pregunta ¿cuáles son los verdaderos talentos queridos por Dios? Cuando en nuestras sociedades saciadas de egoísmo hemos endiosado el "éxito" como el más grande talento, entonces parece que esta Parábola estuviera hecha a la medida de nuestro tiempo. Los triunfadores son los que han multiplicado los talentos recibidos y, por lo tanto, son los que Dios premia. Soy testigo privilegiado de una eucaristía dominical llena de gozo donde la fe brota sin límites desbordada en los cantos, el baile y esos rostros que brillan. Aplaudimos el evangelio, la consagración, aplaudimos porque Dios vive y hoy tenemos la certeza más hermosa: Él nos ama, sin condiciones, a pesar de nuestras guerras y pobreza. Simplemente nos sentimos queridos. Pero los talentos del evangelio son aquellos que nos ayudan a aumentar el amor al prójimo y elevan la dignidad del hombre. Aquí sí que se necesitan nuevos talentos y nuevas empresas que velen por la felicidad de todos, no la de unos pocos que no saben qué hacer con lo que tienen. Cuando tres mil personas cantan y bailan juntos el Padrenuestro, conmueven el alma de cualquiera. Cuando estos mismos tres mil se arrodillan para recibir a Dios, la verdadera esperanza resucita gloriosa. Entonces la paz, la reconciliación y el perdón son posibles, talentos escasos, esenciales y frágiles. Burundi vive las secuencias de 12 años de guerra civil, es el cuarto país más pobre del mundo, limita con el trágico conflicto que azota al Congo. Es un país que necesita de muchos talentos. Schoenstatt es ampliamente conocido en esta región de África, aporta sus talentos para que la reconciliación y la paz sean una realidad. Esas tres mil personas son una esperanza viva que nos llena de ilusión y alegría, con ese talento innato de los africanos del baile y el canto. P.Patricio Moore I. Buyumbura, 18 de noviembre del 2008
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