Un compromiso con la autoeducación desde la libertad

Cada uno de nosotros ha asumido libremente un compromiso personal con la Mater y sostenidos en su Alianza de Amor, nos estamos dejando conducir por Ella hacia su Hijo Jesús y con Él y en Él hacia nuestro Buen Padre Dios La base de la pedagogía de Schoenstatt está en la libertad... en aquélla que se asume desde lo más profundo de nuestro corazón, para que en Cristo podamos ser ese hombre nuevo que tanto necesita hoy nuestra Iglesia. Pero esa libre decisión de dejarnos formar por la Virgen –la madre de nuestro Señor- implica ciertas responsabilidades que cada uno debe volver a analizar y desde su propia libertad, asumirlas en plenitud.

| Paulina Respaldiza Paulina Respaldiza

Cada uno de nosotros ha asumido libremente un compromiso personal con la Mater y sostenidos en su Alianza de Amor, nos estamos dejando conducir por Ella hacia su Hijo Jesús y con Él y en Él hacia nuestro Buen Padre Dios

La base de la pedagogía de Schoenstatt está en la libertad... en aquélla que se asume desde lo más profundo de nuestro corazón, para que en Cristo podamos ser ese hombre nuevo que tanto necesita hoy nuestra Iglesia.

Pero esa libre decisión de dejarnos formar por la Virgen –la madre de nuestro Señor- implica ciertas responsabilidades que cada uno debe volver a analizar y desde su propia libertad, asumirlas en plenitud.

Nos guiamos por la gran meta de ser hombres verdaderamente libres, que saben asumir la responsabilidad de autoeducarse. Es un imperativo que, desde nuestra libertad, hagamos vida nuestra capacidad de autodecidir y de poner en práctica lo que hemos decidido. Sabemos que decidirse por el propio bien, de acuerdo al querer de Dios, requiere "liberarse de las ataduras y esclavitudes que provienen de nuestra naturaleza herida por el pecado, de nuestros instintos y costumbres desordenadas. Tenemos que desasirnos de prejuicios, de ataduras, liberarnos de esas esclavitudes que impiden u obstaculizan nuestra opción por los verdaderos valores". Por eso hablamos de una libertad "de" y de una libertad "para".

Cada miembro de Schoenstatt es vital, en especial en la vida de cada rama, somos una comunidad de corazones, donde somos responsables –desde el amor- de cada uno de los integrantes de nuestra comunidad. Es más, debemos tomar conciencia que si yo no aporto lo mío, aquello que me es propio, el grupo se afecta. Por eso siempre nos hemos preocupado por la autoeducación, por superarnos a nosotros mismos y para que cada uno –desde su originalidad- valore lo clave de su participación activa.

El grupo de Schoenstatt no es sólo una comunidad fraterna: es mucho más que eso... Es una comunidad que siguiendo los pasos de Jesús, guiados por su Madre, nos lleva a los brazos de nuestro Padre Misericordioso.

¿Qué somos?

Somos una comunidad fraterna, unión de corazones... cuya alma es el afecto cálido y auténtico de unos por otros... una fidelidad más allá de los intereses propios, de apariencias y cuyo espíritu sea vivir el uno "en, con y para el otro"... pensamos en el bien de la comunidad.

Somos un grupo de fe y de oración. Los vínculos que nos unen encuentran su centro y su fuente profunda en el crecimiento hacia una vida de fe más sólida a través del contacto con un Dios personal... aprendemos a rezar en común y nos nutrimos de los Sacramentos.

Somos una comunidad de ideales. La fuerza y vitalidad de las personas y de un grupo, se despierta cuando tenemos ante nosotros grandes metas. Un grupo sin algo grande que conquistar, se agota en sí mismo. María es la que nos señala las más altas cumbres. Nuestra tarea es conocer y entusiasmarnos por los ideales y aspiraciones que Schoenstatt nos muestra.

Somos una comunidad de formación, nuestros grupos deben ser talleres donde se "fragua" el hombre nuevo y la nueva comunidad. Todos hemos ingresado a Schoenstatt porque queremos crecer interiormente... nos esforzamos por la autoformación, por crecer y ayudarnos.

Somos una comunidad apostólica, Las tareas apostólicas prueban la fuerza de nuestra fe y comunión. Nos unen estrechamente como miembros del grupo y nos exigen un compromiso personal que nos hace crecer, da alegría y dinamismo a la vida de grupo.

¿Estamos dispuestos a asumir plena y libremente este compromiso de autoeducarnos, en especial en este tiempo de jubileo a los 100 años de la Alianza de Amor?

+Quedamos en eso, permanecemos fieles+

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