Visita ad limina: Papa Francisco se reunió con obispos chilenos

El Arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí narra lo que sucedió en los dos encuentros que tuvieron los Obispos chilenos con el Santo padre: "Estar con el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo cara a cara conversando, discerniendo los tiempos que estamos viviendo como Iglesia, país y sociedad, sin lugar a dudas a todos nos ha fortalecido en la fe y nos ha dado un nuevo impulso a la labor evangelizadora, que, en el contexto social y cultural que se vive en Chile, no resulta baladí".

Miércoles 8 de marzo de 2017 | P. Fernando Chomalí / Periodista Digital

(Fernando Chomali, arzobispo de Concepción).- Intensas jornadas hemos vivido los obispos de Chile estos días en la visita ad limina que acabamos de realizar. Aquilatar y comprender en toda su dimensión lo que significó requerirá un buen tiempo. Estas líneas son las primeras impresiones.

Fueron dos los encuentros que tuvimos con el Papa Francisco que brillaron por su profundidad pastoral y el ambiente de comunión que se vivió. Estar con el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo cara a cara conversando, discerniendo los tiempos que estamos viviendo como Iglesia, país y sociedad, sin lugar a dudas a todos nos ha fortalecido en la fe y nos ha dado un nuevo impulso a la labor evangelizadora, que, en el contexto social y cultural que se vive en Chile, no resulta baladí.

Las dos reuniones con el Papa Francisco, que sumaron cinco horas y media, se sostuvieron los días lunes y jueves. A ellas se sumaron varias e intensas reuniones en los distintos dicasterios y Consejos Pontificios, en las que se abordaron muchos temas de interés. El ambiente fue grato, de escucha, de fe y comunión. La visita ad limina nos confirmó en la fe en torno al Papa y a su pontificado y dio un nuevo impulso a nuestra labor pastoral en Chile.

 

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El Papa y sus colaboradores más cercanos conocen la realidad de nuestro país. Los informes quinquenales, que fueron enviados varios meses antes de la visita, fueron adecuadamente leídos y estudiados. Ello se percibió en las reuniones sostenidas.

En la Santa Sede hay claridad acerca de lo martirizado que ha sido nuestro país por una serie de desastres naturales, que han significado pérdida de vidas humanas y de bienes productivos y personales. Al mismo tiempo, no estuvo ausente el daño que han causado en las víctimas los sacerdotes que han abusado de ellas. Un drama que ha hecho estragos en las víctimas y en la credibilidad de la Iglesia.

En este contexto, el Papa y sus más cercanos colaboradores, junto a exhortarnos a seguir tomando todas las medidas que sean necesarias para un claro nunca más, nos animó en seguir anunciando el Evangelio. Además, hubo un claro reconocimiento a las fortalezas presentes en Chile en tantas áreas pastorales, así como en las educativas y en la religiosidad popular. Estos aspectos de la realidad nacional constituyen un verdadero tesoro, que hemos de mirar como un gran don de Dios y seguir fortaleciendo.

Los jóvenes fue un tema abordado también con solicitud por parte del Papa. Está claro que el contexto cultural en que se desarrolla la vida de los jóvenes exige una nueva metodología para acercarlos a Jesús, razón de ser de la vida de la Iglesia. Los tiempos que corren exige ponerlos en contacto directo, a través de un trabajo concreto, con la realidad de las personas, especialmente en los sectores más pobres.

Es allí, donde, en la perspectiva del sucesor de Pedro, los jóvenes abrirán su corazón y su mente a las grandes preguntas, que solo pueden encontrar respuestas adecuadas en el Señor, camino, verdad y vida. En esta misma línea nos animó a que unamos mundos y que la tarea evangelizadora del futuro tenga siempre presente el pasado. Para ello, nos dijo el Papa, el encuentro entre jóvenes y ancianos es un camino pastoral y educativo de gran valor.

Otro tema que inquieta al Papa de sobremanera es la orfandad en la que se encuentran los seres humanos, especialmente en Occidente. Para ello nos invitó a ejercer una decidida paternidad. Frente a la sociedad que tiende a generar personas individualistas y una mentalidad que descarta lo que "no sirve", el servicio, la solidaridad, la entrega generosa, es la única respuesta capaz de generar una sociedad más fraterna y humana.

Gran sufrimiento le causa a Francisco la soledad y el desamparo en el que viven tantos ancianos. Su cara se transforma al hablar de los sufrimientos de tantas personas, fruto de un sistema imperante que los deja fuera de la vida social.

También estuvo presente su magisterio. Agradecimos reiteradamente el habernos convocado al año de la Misericordia y haberla enriquecido con el Don de la Fe, La Alegría del Evangelio, Alabado seas, y la Alegría del amor. Documentos de gran riqueza y actualidad, que nos obligan a fortalecer el diálogo con distintos miembros y grupos presentes en la sociedad.

Este diálogo sincero será fecundo en la medida que nuestra identidad sea clara en lo que respecta a nuestra fe, a la tradición y a la misión que se nos ha entregado. Diálogo e identidad, así como misión y memoria, son elementos que están en el corazón de Francisco y que estuvieron muy presente en las reuniones con él sostenidas.

No estuvo ausente, por cierto, lo que a la familia y la vida se refiere. Nos instó a seguir trabajando en favor de la vida y la familia, y de modo especial en relación al proyecto de ley que se discute en el Senado de Chile en estos momentos. La ciencia biológica, nos dijo Francisco, está de nuestra parte, pues confirma que estamos frente a un ser humano desde el momento de la fecundación y lo debemos defender. Esta es una verdad que está al alcance de creyentes y no creyentes. Al escuchar atentamente los cambios que se han producido en la composición familiar en Chile, nos animó a promover el matrimonio y a hacer ver que la ideología de género no constituye una antropología compatible con el bien de la sociedad ni aporta al bien común.

En lo humano, notable es que se haya dado el tiempo de saludarnos y despedirnos en las dos reuniones uno por uno. Siempre hubo una palabra amable y paternal. Más notable es verlo, después de una reunión de tres horas, caminando solo desde la plaza de San Dámaso hacia la casa San Marta donde reside. La sotana blanca brillaba austera en medio de la Ciudad del Vaticano, que ya estaba recibiendo la noche de ese memorable día jueves de febrero para el episcopado chileno.

Fuente: periodistadigital.com

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