Columna de Opinión

¿Y EL CORONAVIRUS PARA QUÉ? Columna de Opinión

| Patricio Young Patricio Young

“Nada es casual, todo proviene de la bondad de Dios”

Vivimos en medio de un mundo individualista donde priman mis deseos y voluntad sobre los del resto de la sociedad, donde se privilegian los derechos sobre los deberes. Donde el hedonismo, la codicia y el poder por el poder son las máximas que nos mueven. No hay consecuencia de vida, entre lo que pienso, digo y hago, sino justificación de conductas. "El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho" (Lucas 16,10).

El Coronavirus viene a interpelar a esta humanidad sumida en una tremenda crisis medioambiental reflejo de abuso y depredación. Todas expresiones de este individualismo y egoísmo marcado por una economía que genera profundas desigualdades, que usa y abusa de la propiedad privada sin la menor consciencia del deber social al que ésta se debe. 

La pandemia nos muestra de manera directa y efectiva una realidad teológica; que nos salvamos en comunidad, no individualmente. Que cuando se contamina uno se pueden contaminar muchos.  Nos muestra una realidad política; que la vida se hace en sociedad, que nuestro futuro depende de todos (o sanamos o perecemos). También nos muestra socialmente que la familia, en cualquiera de sus formas, es efectivamente la realidad nuclear de la sociedad; es nuestro refugio sanador y con ello nuestro sustento efectivo y afectivo.

Además, nos enseña que la economía no es un fin sino un medio. Está supeditada a la Salud de todos tal como lo define la OMS: “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. Por lo mismo, solo rinde su verdadero fruto cuando todos alcanzan ese bienestar y con ello la salud.  Si mantener la salud afecta las bolsas, los mercados internacionales, las materias primas, las monedas y todo nos lleva a una recesión global, tendremos que sufrirla por el bien de todos. Nos está mostrando claramente que la economía global está en crisis es hora de que se reinvente pensando en el bienestar y la salud de todos.

Sin duda que esta crisis pandémica nos está enseñando mucho tanto al mundo como a nuestro país. 

En Chile nos encontramos envuelto en el llamado “estallido social” que centra sus demandas en la dignidad humana y en la necesidad de una sociedad más solidaria, pero que ha generado grandes conflictos y divisiones.

El Coronavirus, como en cada desastre natural, ha generado unidad de criterios para responder a la crisis pandémica en nuestro país y sus consecuencias. ¿Alguien podría haber sospechado hace solo unos días atrás que las propias fuerzas políticas y sociales le propondrían al gobierno postergar el plebiscito?

Unidad incluso para afectar la libertad. ¿Habríamos siquiera sospechado que todos están dispuestos a confinarse en su hogar y no llamar a marchas para evitar la expansión del virus? ¿Estar dispuestos incluso a aceptar que las Fuerzas Armadas controlen la movilidad en las calles junto a Carabineros?

Es frente a las tragedias cuando nos unimos para enfrentarla juntos. Allí sale la solidaridad como el gran camino. Juntos las enfrentamos y juntos salimos adelante. Es hora de que el mundo en esta era de la globalización y nuestra sociedad entendamos que solo unidos podremos alcanzar un futuro mejor para todos. Que solo buscando lo que nos une y no lo que nos separa salimos adelante. Solo construyendo en el respeto al otro y a la diversidad podemos avanzar.

El Coronavirus ha venido a entregarnos una gran enseñanza, de nosotros depende que saquemos provecho de lo que Dios nos ha querido mostrar. 

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