Carta del P. Menningen el 31 de Mayo de 1974

Compartimos con ustedes esta carta del Padre Alex Menningen, escrita a la familia de Schoenstatt chilena en 1974, con ocasión del 31 de Mayo.

Sábado 20 de abril de 2024 | Padre Alex Menningen

Querida Familia Schoenstattiana chilena:

Todos estamos convencidos que el Jubileo con que recordamos el día que se tomara la decisión y reanunciara la misión del 31 de Mayo de 1949 es un gran acontecimiento para Uds. y la Familia schoenstattiana entera

La Misión y el mensaje del 31 de Mayo, pertenecen a los valores fundamentales de la Familia schoenstattiana. Con santo Tomás de Aquino, anuncia la doctrina de las causas segundas y la aplica a la vida. Por eso, en lo más profundo es una doctrina pedagógica. Tiene por finalidad imprimir al mundo la figura de Jesucristo, al vincular en una sola unidad orgánica a todas las causas segundas entre sí y con Dios como causa primera. De modo que el mundo pueda experimentar a Dios Creador y Redentor como Dios de la vida y de la historia. La cosmovisión así esbozada señala dos puntos clave del mensaje del 31 de Mayo: La posición de la Stma. Virgen en el plan salvífico de Dios y la posición del padre de familia en el orden natural-sobrenatural.

Esta visión profética del mundo conformado según Cristo y construido orgánicamente, de estructura patrocéntrica y carácter mariano, fue durante toda su vida, el deseo predilecto y dominante de nuestro Padre y Fundador. De ahí dedujo la imagen de hombre nuevo y de la nueva comunidad, que constituye simultáneamente un proyecto para la Iglesia de las nuevas playas, y para un nuevo orden social.

La conquista de esta visión, el Padre Fundador la consideró como encargo de la Divina Providencia, tarea a la cual se sentía comprometido con toda su persona. En este sentido, con ocasión de una audiencia privada el 14 de marzo de 1947, le prometió al santo Padre Pio XII responsabilizarse con du Fundación por el ideal de un nuevo orden cristiano de la sociedad.

En tal alta estima tuvo este encargo de Dios, y tan peligrosa juzgó la penetración del pensar y vivir mecanicistas en amplios círculos de habla germana, que asumió uno de los mayores riesgos de su vida. Lo inició con el mensaje al episcopado alemán del 31 de Mayo de 1949. Desde un principio tenía muy claro que este paso lo envolvería en una aventura que pondría en peligro la existencia misma de la obra por él fundada. A pesar de esto tomó la decisión, porque se sentía llamado a ello por fidelidad a la Alianza de Amor con la Sma. Virgen María, por el amor a la Iglesia y por responsabilidad ante la Obra de Schoenstatt. No se engaño respecto a las peligrosas consecuencias que esto podría acarrearle. El riesgo en la fe, le costó el elevado precio de una relegación de 14 años. Al finalizar este periodo, el Papa Paulo VI lo recibió y bendijo su persona y su Obra, y él renovó la promesa que hiciera anteriormente a Pio XII. Dos días después pudo celebrar en el Santuario Original, el "Milagro de la Noche Buena".

Con la Misión del 31 de Mayo, con la aventura del Fundador y con los acontecimientos emocionantes que caracterizamos simbólicamente como el "Tercer Hito" de nuestra historia, está ligada en forma providencial la suerte de la familia schoenstattiana chilena y también la de toda de América del Sur. Antes que enviara la primera parte de su escrito, el Fundador lo colocó sobre el altar del Santuario de Bellavista. En Argentina inició la redacción del documento; la continuó en Chile y la completó en Argentina y Brasil. Esto debe interpretarse como signo que él incorporó a la familia schoenstattiana de todo el continente sudamericano a un nivel de responsabilidad superior con respecto a la misión del 31 de Mayo. Por su importancia de carácter universal, esta misión se dirige igualmente a la familia schoenstattiana en el mundo entero. Pero obviamente, la familia schoenstattiana sudamericana recibió con ello una vocación especial. Para esto la predestinó la Divina Providencia, no solo por la gracia de la elección, sino también por la disposición natural del alma del pueblo latino. Desde el Santuario de la santísima Virgen en Bellavista, como también de los demás santuarios, debe brotar una corriente de gracias y de vida que penetre toda la familia schoenstattiana, la Iglesia y el mundo, para que el pensar, amar y vivir orgánico capte profundamente los espíritus y corazones de todas partes.

Esta promesa y esperanza del Fundador ya se ha empezado a cumplir en el tiempo presente. Nos referimos al intercambio mutuo de las corrientes de gracia y de vida entre el Santuario original y los Santuarios filiales del mundo. Alrededor de ellos se congregan las familias schoenstattianas de las naciones y continentes, empeñadas en construir la Obra Internacional de Schoenstatt. Con ello se encaminan hacia la constitución de un todo orgánico, en el cual cada parte pueda desarrollar su originalidad querida por Dios y su misión propia; y a la vez, todos se integran y enriquecen mutuamente por el intercambio de su espíritu específico. Un signo visible de esta corriente de gracias y de vida la constituyen los numerosos representantes de la Obra de Schoenstatt que han escogido a Sudamérica como patria adoptiva y trabajan en ella para Schoenstatt. Lo mismo vale para todos los miembros de la familia schoenstattiana sudamericana que cooperan a la construcción de la Obra de Schoenstatt en países europeos. Es digno de mención también, el número crecido de sacerdotes sudamericanos que recibieron la consagración sacerdotal en Europa y de aquellos que se preparan para ello.

La Misión del 31 de Mayo es promesa del futuro, pero ya constituye un presente que agradecemos. En esto se manifiesta la marcha triunfal de la Reina. Por eso podemos considerar el Jubileo del 31 de Mayo como ceremonia de Coronación y a la Familia schoenstattiana orgánicamente unida, como corona viva. San Agustín, en una homilía se dirigía a los neófitos diciendo: "Vosotros sois el fruto de mis desvelos, mi alegría y corona". (Sermo 8 in Octava Paschae 1,4). Las mismas palabras ponemos en boca de nuestro Padre y Fundador, que desea saludarles a todos Uds. que se han reunido en el santuario de Bellavista y también con ocasión de la inauguración del Santuario de Carrascal, "como fruto de sus desvelos, su alegría y su corona". Y toda la familia schoenstattiana en el mundo entero responde, ¡Corona por corona!

Así celebra el Schoenstatt de la tierra y el Schoenstatt del cielo junto con todos Uds. un gran día de la historia de nuestra Familia.

Podemos abrigar la convicción creyente que la Sma. Virgen María y nuestro Padre Fundador en el cielo, están presentes junto a Uds. por su intercesión. También nosotros aquí en Schoenstatt estamos espiritualmente reunidos con Uds. Con gusto los recordamos en los santos lugares del Santuario Original y la Tumba del Fundador.

Con Uds. reunidos por el amor de nuestra Reina, a nuestro Padre y al Santuario, nos preparamos en el año del sexagésimo aniversario de la obra de Schoenstatt, para la marcha triunfal de nuestra Reina Coronada.

Compartiendo sinceramente la alegría con Uds. y unidos de corazón, les saluda,

Su P. Alexander Menningen

Schoenstatt, 1 de mayo de 1974

*El texto puede tener algunos errores debido a la traducción al español.

 

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