Cruzada de María

150 jóvenes de toda América cruzaron la cordillera de Los Andes para cumplir con la Cruzada de María, haciendo vivo el sueño de Mario Hiriart y repitiendo la hazaña del Ejército Libertador.

| P. Enrique José Grez P. Enrique José Grez

En enero de este año 150 jóvenes de toda América emprendieron el desafío de cruzar a pié la cordillera de Los Andes, una de las cadenas montañosas más altas del mundo.

No se trataba de una actividad deportiva, sino de hacer vida un sueño. Como su nombre lo indica se trata de una actividad religiosa, especialmente dedicada a la Virgen María, y que en este año 2014 tiene la connotación especial de celebrar el centenario de Schoenstatt.

En concreto son 420 kilómetros, 17 días de camino, con un ascenso hasta los 4000 m.s.n.m. Se camina desde la madrugada hasta el mediodía, a veces por orilla de carretera, por vías ferroviarias, calles y huellas, por entre campos, cerros y ciudades. Se recorren varios hitos religiosos y civiles de esta ruta que el mismo Ejército Libertador realizara hace ya 200 años. Entre otros el arroyo de Picheuta, el Puente del Inca, el Cristo Redentor, los Santuarios de Teresita de los Andes, el P. Hurtado y la Virgen del Carmen. Dos hitos significativos son el comienzo y el fin, de santuario a santuario: desde la Puntilla en Mendoza hasta Bellavista en Santiago, sin usar otro medio de transporte que los propios pies.

Esta iniciativa nació en los '90 con tres fuentes inspiradoras. En primer lugar hacer el camino del peregrino, animarse a caminar hacia un lugar santo y al mismo tiempo dejarse sorprender por Jesús que sale al encuentro de mil maneras: en el hermano que camina, en la gloria de Dios en la Creación, en las heridas de los pies, etc. Otra fuente de inspiración la encontramos en Mario Hiriart. Él escribió sobre un sueño, un anhelo profundo de su corazón: construir un Santuario en Los Andes, signo de la paz y la unión de nuestros pueblos; la Cruzada de María es el sueño realizado de Mario, un santuario vivo formado por los corazones de estos jóvenes que vibran en una misma sintonía, la de la Alianza de Amor. Por último esta es una experiencia de revivir el camino que el Ejército Libertador hiciera hace 200 años, ya no para liberar de potencias extranjeras nuestra América, sino para liberar los corazones. Los de los cruzados porque se aprende a ser libre despojándose de muchas mochilas, pero también liberando espiritualmente a nuestras patrias a través de la oración, el testimonio y la formación de nuestros corazones.

Los invitamos a ver este video en la perspectiva de hacer con nosotros el camino y descubrir cuáles son las cumbres que María nos invita a alcanzar... no tienen que ver con otra cosa que la cumbre de la Alianza de Amor.

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