Evangelio domingo 13 de agosto

Domingo 13 de agosto de 2023 | Juan Francisco Bravo

13 de Agosto del 2023

Evangelio según San Mateo capítulo 14, 22 - 33

Domingo décimo noveno del Tiempo Ordinario

Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que Él a la otra orilla, mientras Ël despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy Yo; no teman". Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?". En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"Si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua"

Es como si Jesús me dijera a mí: claro que soy Yo, Pedro. Claro que soy Yo, Francisco. Aquí estoy. Sé que tienes miedo. Y que te has pasado la noche luchando en la tormenta. En una pequeña barquita con el viento en contra. Te has preguntado si saldrás de esta. Y, después de todo eso, después de tanto miedo, me sientes venir y tienes miedo. Te quieres mostrar valiente. Valiente ante Mí, porque te importa mi impresión. Valiente ante tus hermanos. Y sobre todo valiente ante ti mismo. Y me pides un milagro sin saber si podrás sostenerlo. Yo te respondo: ¡qué bueno que quieras el milagro! ¡Qué bueno que creas que es posible! Y, sobre todo, ¡qué bueno que me lo pidas!

En este texto me identifico con Pedro. Me siento tan parecido a él: muerto de miedo, pero con ganas de ser capaz de hacer algo. Con ganas de no dejarme llevar por el temor. Pidiendo lo que quisiera atreverme a pedir. Haciendo lo que quisiera atreverme a hacer. Sin saber qué va a salir de todo esto, pero confiando en que al final -después de todo- algo tendrá que salir como yo esperaba. O, mejor aún, que las cosas no salgan como yo esperaba. Que salgan mejor. Que salgan como Él quiere que salgan. Prefiero ser ese que se mete al agua y se hunde.

Jesús: si eres Tú, mándame a caminar por el agua. Si eres Tú, mándame a hacer milagros que no sabía que eran posibles. Y que se hagan por mí, por mi mano. Yo quiero ser tu aliado, Señor. Yo quiero ser tu instrumento. Yo quiero ser tierra fértil. Quiero ser tu predilecto. Dame ser tuyo. Dame caminar contigo. Dame tu amistad y también dame reconocerte en el camino. Gracias por venir a mí en la tormenta. Gracias por mostrarme que, en medio de ella, puedo hacer milagros sorprendentes.

AMÉN

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