Evangelio domingo 13 de junio

Domingo 13 de junio de 2021 | Juan Enrique Coeymans

13 de JUNIO del 2021

Evangelio según San Marcos capítulo 4, 26 - 34.

Undécimo Domingo del Tiempo Ordinario

Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha". También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra". Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios?"

Jesús nos dice: El Reino de Dios, es silencioso. Es de crecimientos lentos, y Uds. se afligen queriendo ver resultados rápidamente. Cuando lo comparo con el grano de mostaza que es tan pequeño y deviene en el tiempo como un gran árbol, lo hago para que Uds. no se desesperen. Habrá momento de victoria y otros momentos de debilidad de quienes deberían ser soporte de sus hermanos, pero la planta sigue creciendo aunque algunos la abandonen.. En estos tiempos, no olviden que estaré con Uds. hasta la consumación de los siglos

Estas parábolas del reino son consoladoras. Tengo que agradecer porque no me he desesperado cuando veo que hay pecados y miserias en quienes debiera haber santidad y fuerza, pero si me miro a mismo, también soy un miserable pecador, pero he recibido la gracia de levantarme cuando caigo, y me guío por los sabios tres verbos que nos enseñó el Siervo de Dios José Kentenich fundador de Schoenstatt: frente a la miseria personal o de otros: no asombrase, no deprimirse, y no acostumbrarse.

Señor Jesús, te adoro humildemente, y me inclino ante Ti, te pido en este Domingo la gracias de no desesperarme ante las dificultades, que podemos experimentar en la Iglesia, amasijo de pecado y de gracia, de lo humano y lo divino,. Hay tanta gente noble en la Iglesia, millones de millones, a quienes nadie conoce ni tampoco aparece en los medios que no debo perder la esperanza que estás Tu Señor, lleno de misericordia, acompañándonos y triunfarás sobre todas las miserias.

AMÉN

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