Evangelio domingo 16 de junio

Domingo 16 de junio de 2019 | Juan Enrique Coeymans

16 de JUNIO del 2019

Evangelio según San Juan capítulo 16, 12 - 15

Solemnidad de la Santísima Trinidad

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: 'Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes'."

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad

Jesús pareciera decirnos: La revelación es una labor conjunta del Padre, mía y del Espíritu. El Padre me envió, yo proclamé el Reino, pero quien dará testimonio de mi y los introducirá hondamente en la comprensión del misterio de la Encarnación y en todo lo que yo les he dicho es obra del Espíritu Santo. Por eso, pidan el Espíritu. Invóquenlo seguido, insistan, porque el Padre no se los negará jamás, y así podrán vivir una vida según el querer del Padre haciendo su voluntad comprendiendo un poco más la inmensidad del misterio revelado.

En mi vida, el regalo de haber conocido Schoenstatt me hizo familiar y cercano el misterio de la Trinidad. Uno lee y reza el Hacia el Padre, el libro de oraciones escrito clandestinamente en el infierno del campo de concentración de Dachau, y se da cuenta lo trinitaria que es nuestra espiritualidad. Porque marianos, trinitarios. Todo está impregnado del misterio de la paternidad de Dios, del amor hasta la cruz del Señor Jesús, y la petición constante al Espíritu Santo para abrirnos a la revelación, pero sobre todo para crecer en el amor que es lo definitivo en nuestras vidas.

Señor Jesús, bendito seas por el regalo que nos has hecho de revelarnos la Trinidad de a poco, pero sostenidamente. Gracias por enviarnos el Espíritu Santo, quien nos hace comprender más profundamente lo revelado por Ti. Bendito seas por el regalo del Espíritu, don tuyo y del Padre, que nos acompaña siempre que lo invoquemos y que nos adentra en ese torbellino de amor que es la Trinidad. Como Santa Isabel de la Trinidad, yo también quisiera ser en mi vida alabanza de gloria de la Trinidad, a pesar de mi pequeñez y miseria.

AMÉN

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