Evangelio domingo 20 de marzo

Domingo 20 de marzo de 2022 | Juan Enrique Coeymans

20 de MARZO DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 13, 1 - 9

Domingo Tercero del Tiempo de Cuaresma

En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera"

Jesús pareciera decirnos: Uds. hablan poco de la conversión, es decir del cambio de vida: de ir desterrando sus egoísmos y autosuficiencias, de eliminar sus orgullos y su olvido de la sencillez y la humildad, la entereza y la pureza. Confían demasiado en la misericordia del Padre, que por cierto es infinita, pero Uds. no pueden abusar de esa misericordia, porque junto al amor perdonador del Padre de los cielos, debe colocarse la propia pequeñez tratando de vivir una vida en que eliminan y luchan por eliminar sus debilidades, esa es la conversión que espero de Uds.

Cuando veo algunas pocas victorias sobre mis debilidades, me baja una autosuficiencia peligrosa: me olvido que permanentemente debo luchar por vivir con lealtad, porque al no tener presente lo que uno debe conquistar, no se conquista nada, y se cae y hunde más estrepitosamente de lo que uno se imagina. Este evangelio es una advertencia seria a que no olvide nunca el trabajo de conversión permanente que debo conquistar para responder con ese amor al amor infinito de la Trinidad.

Mi querido Señor Jesús, te adoro humildemente junto a tu madre, la permanente adoradora ante el trono de Dios. Regálame la gracia de no olvidar nunca que al amor perdonador del Padre debo responder con sencillez tratando de vencer lo que me aparta del amor de la Trinidad. Señor Jesús mi Señor y mi Dios, mi Redentor que les responda siempre con el ofrecimiento de mi pequeñez y mi trabajo por conquistar una vida de discípulo querido tuyo, del Padre y del Espíritu Santo.

AMÉN

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