Evangelio jueves 31 de diciembre

Jueves 31 de diciembre de 2020 | Sebastián Castaño

31 de DICIEMBRE del 2020

Evangelio según San Juan capítulo 1, 1 - 18

7° día de la Octava de Navidad

En el principio existía la Palabra y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio junto a Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada. Lo que se hizo en ella era la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para dar un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre, viniendo de este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni d deseo de hombre, sino que nacieron de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y clama: "Este era del que yo dije: Él que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí porque existía antes que yo." Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.

El Padre Dios parece decirme, recibe mi Palabra a través de mi Hijo, ella es el origen, lo ilumina todo, y no será vencida: acógela, quiérela, y llévala en tu corazón. Y la Palabra se hizo carne: mi hijo Jesús habitó entre ustedes para darles gracia y demostrarles el amor que tengo por cada uno. Acoge a mi hijo Jesús, anunciado por Juan el Bautista, Él se entregó entero por amor para que todos puedan tener verdadera vida y eterna paz. Yo te he regalado la gracia de la vida y quiero vivirla junto a ti.

Jesús es el regalo de amor que Dios nos entregó para que tengamos verdadera paz y plenitud. Jesús se dio por entero a nosotros, nos amó siempre con fidelidad y nos enseñó que amar es lo más importante. Si contemplo la gloria de Jesús y lo acojo con cariño en el corazón podré vivir con su luz y su guía mientras camino por la vida. ¿quiero que Jesús sea la luz de mi vida? ¿reconozco cuando a veces dejo a Jesús a un lado? Mi tarea es ser de los que acogieron la Palabra.

Querido Padre Dios, gracias por la Navidad de Jesús. Con el testimonio de María, José, los Pastores y luego la vida de Jesús en el mundo, reconocemos tu presencia y tu amor hacia cada de nosotros. Ayúdame Señor a ser un poco como ellos, a vivir más como lo hizo aquella Sagrada Familia, con más amor hacia ti y a los demás. Te pido Señor, por cada uno de nuestros hijos, para que luego de esta Navidad, acojan un poco más a Jesús y vayan creciendo en su amor por él y su Palabra. Te lo pido en el nombre del Señor Jesús tu Hijo.

AMEN

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