Evangelio lunes 2 de septiembre

Lunes 2 de septiembre de 2019 | Magdalena Fernández

2 de SEPTIEMBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 4, 16 - 30

Lunes de la Vigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír". Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?". Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún". Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Meditación de Magdalena Fernández Pérez

"Pasando en medio de ellos, continuó su camino"

Jesús me dice: quiero que te detengas, y que repitas esta escena en tu cabeza. Vuelvo a mi tierra, a encontrarme con la gente con la que crecí. Y es esta misma gente la que me rechaza, queriendo empujarme por el precipicio. ¿Cómo hubieras reaccionado a esta situación? Mira como en lugar de enojarme o entristecerme, simplemente paso entre ellos y retomo mi camino. Así es el camino del cristiano. No es fácil, y muchas veces va a conllevar rechazo por parte de otros. Pero es un camino de paz.

Me genera admiración la mansedumbre del Señor. Puedo imaginarme en la misma situación... posiblemente llorando angustiada frente al rechazo de aquellos que me vieron crecer, e intentando convencerlos de cambiar de opinión. Pero el mensaje de Dios es tan grande, que, aunque implique rechazos sigue siendo gratificante. No vale la pena involucrarse en peleas, que escuche el que quiera escuchar. Y donde el mensaje no sea recibido, simplemente continuar mi camino.

Señor, que no pierda mi tiempo ni energía en discusiones sin objetivo. Que sepa distinguir cuando vale la pena hablar, y cuando es más prudente callar. Y que tenga mi meta clara, para que los tropiezos del camino no me confundan. Que a pesar del rechazo de otros y de mis propios errores, no deje nunca de caminar hacia Ti. Quiero caminar con la misma paz con la que tú lo hiciste. Que el Espíritu Santo me ilumine y me llene de mansedumbre, para no desesperar cada vez que tu mensaje conlleve rechazo y dolor.

AMÉN

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