Evangelio martes 1 de agosto

Lunes 31 de julio de 2023 | Juan Enrique Coeymans

1 de Agosto de 2023

Evangelio según Mateo capítulo 13, 36 - 43

Martes de la décimo séptima semana del Tiempo Ordinario

San Alfonso María de Ligorio Obispo y Doctor de la Iglesia. Memoria Obligatoria

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre".

Pareciera que el Señor Jesús nos dice: Quien escribe la historia soy yo. Y lo que Yo siembro va al corazón de ustedes porque ustedes son el terreno fértil, abierto y humilde, o piedra cerrada que no es capaz de recibir el amor que Yo he sembrado. El sembrador soy Yo, y aunque a veces no penetro es flaqueza de ustedes. Esta parábola se complementa con la Parábola de la viña, en que nada pueden hacer ustedes si no están unidos a Mí, y por otra parte ustedes son los encargados de que Yo dé los frutos del Reino.

En mi vida he recibido la gracia de tener claro que la iniciativa viene de Dios, lo que no obsta para que varias veces olvide esa gracia. Y la olvido, porque me coloco yo mismo en primer lugar, y no permito que el Señor siembre en mi corazón. El Reino es más sencillo de lo que imaginamos, y lo increíble, es que en vez de llenarme de confianza en la acción de Dios, me olvido, y no hago lo que debiera hacer y me convierto en tierra reseca e impermeable al querer de Dios,

Señor Jesús, te adoro, y me inclino ante Ti. Bendito y alabado seas por el infinito amor que me tienes y nos tienes a todos los seres humanos. Que no te desilusionas ante mis caídas, sino que me das fuerzas cuando caigo, para levantarme y seguir erguido junto a Ti, mi Señor y Salvador, causa de mi alegría y compañero de mi caminar, dame la gracia de nunca quedarme caído y sin juntar las fuerzas que Tú nos das Señor de la vida y del camino. Alabado seas por los siglos de los siglos.

AMÉN

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