Evangelio martes 1 de noviembre

Martes 1 de noviembre de 2022 | Juan Francisco Bravo

1° DE NOVIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Mateo, capítulo 4, 25 -5, 12

Solemnidad de Todos los Santos

Y le siguió una gran multitud de Galilea. de Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán. Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Hasta que fermentó toda la masa

Es como si Jesús me dijera: "Disfruta esta parábola. No te quedes con una conclusión meramente racional. Y hoy, por una vez, suspende el discernimiento para que puedas habitar la imagen que te regalo. No busques identificar áreas donde has mejorado el último tiempo, áreas dónde debes trabajar más. No busques conclusiones. ¡Para de evaluar! ¡para de transaccionar conmigo! Mi amor es gratis. No lo gestiones. Hoy quiero que simplemente te quedes en la imagen que te llamó la atención. Que sientas la levadura fermentando en la masa. Y que experimentes la parábola en una dimensión más intuitiva".

Cuando me presento frente a este texto veo que quisiera que mi vida estuviera llena de esa levadura que fermenta todo. Lo quiero a rabiar. Y siento ansiedad por que eso suceda. Y así empiezo a analizar. Pienso en hacer una lista. Planificar. Pienso en identificar indicadores y medirlos en el tiempo. ¡En serio lo pienso! Y de pronto me siento como un insensato. Algo en mí me dice que, en vez de gestionar la parábola en mi vida ¡es mejor que la experimente! Y es tan grande mi deseo de unirme a Jesús que me abandono. Dejo de programar y juzgar ¡y me entrego a la experiencia!

Señor, perdón por confundir mi amor por ti. Perdón por creer que la mejor forma de amarte y acercarme a ti sería a través del análisis, la planificación, la ejecución y la evaluación. Te agradezco esas herramientas, pero te pido mucho más. Te pido que inundes mi vida desde la gratuidad. Desde el amor. Quiero experimentar tu amor como si fuera un niño que no sabe nada, no hace nada y, así, indefenso, es amado profundamente. Quiero estar contigo. Quiero recibirte a Ti. Esta semana haré pan con levadura y experimentaré lo que pasa. No voy a buscar conclusiones. Comulgaré. Y agradeceré tu amor que se me da gratis.

AMÉN

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